Medio centenar de sintecho de las naves de Beiramar y del Barrio do Cura vuelven a la calle

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Colectivos sociales demandan que se les ofrezca una alternativa habitacional para evitar su progresiva degradación

10 abr 2019 . Actualizado a las 14:05 h.

La alarma ha saltado entre el colectivo de personas sin techo de la ciudad. En breve, medio centenar dormirán de nuevo al raso. Son los que implantaron su hogar en las viejas naves del entorno de Beiramar y en el Barrio do Cura, en especial en el asilo de Pi y Margall y el conocido como edificio de Karpin, una especie de esqueleto inmobiliario.

El derribo de la nave de Cordelerías Mar no es más que el inicio de la recuperación de una zona abandonada a su suerte desde hace décadas. En este caso, los sintecho ya se fueron hace tiempo por temor a acabar entre las ruinas. Sus inquilinos se trasladaron a otras naves próximas, donde también han recibido aviso de desalojo. «Hace tiempo vino la policía con dos personas que eran de un banco y nos dijeron que nos teníamos que ir en dos meses o así», comentaba Carlota Rodrigues a este diario. La amenaza aún no se ha cumplido y ella es una de las personas que frecuenta esta antigua fábrica de Jacinto Benavente.

El foro Os Ninguéns calcula que en las naves pueden vivir en torno a una treintena de personas de forma itinerante, mientras que entre el edificio de Karpin y el asilo lo hacen un total de veinte.

«El asilo de Pi y Margall llegó a acoger a un centenar de personas sin techo al principio, cuando se encontraba en buenas condiciones, pero con el abandono que ha sufrido por el paso del tiempo y los incendios se han ido a otras choupanas del Casco Vello», comenta Antón Bouzas, portavoz de Os Ninguéns. En la actualidad apenas media docena de personas aguantan el tipo y otras lo utilizan para estancias intermedias cuando no pueden seguir en el albergue municipal por rebasar el tope máximo de diez días seguidos de estancia.

Os Ninguéns solicita que se ofrezca una alternativa habitacional a estas personas que se quedarán en la calle y que se elabore un censo de los sintecho existentes en Vigo.

El Concello sacará a subasta 24 solares si sus propietarios no deciden edificar

La Gerencia de Urbanismo aprobará mañana el primer programa de edificación forzosa para sacar a subasta 24 solares abandonados tras hacer un estudio pormenorizado de cada uno de ellos. Se otorgarán a los mejores postores, que asumirán el compromiso de edificar en el plazo máximo de un año. Están situados en la calle Areal, Alfonso XIII, Pazo, Puerto Rico, Vázquez Varela, Rogelio Abalde, rúa Alta, Abeleira Menéndez, Ferrería, Canelón Estreito, Poboadores, Perigos, rúa Real, Sombrereiros y Subida o Castelo.

«Hemos salvado ya a una decena de gatos, pero nos quedan otros tantos y vamos a seguir»

Desde el lunes y durante todo el día de ayer, la asociación Gatiños da rúa lleva a cabo el desalojo de las colonias de gatos, algunos de los cuales viven desde hace una década en el edificio de la antigua fábrica de Cordelerías Mar. En total, la entidad atiende a una veintena, aunque son más los que campan a sus anchas por el entorno.

 Colectivos animalistas y la propia empresa que se encargará del derribo de la nave se ofrecieron a colaborar en la operación, más complicada de lo que estaba previsto. «Hemos sacado ya a una decena, pero nos quedan otros tantos y seguiremos recogiéndolos durante los próximos días, algunos ya conocen las jaulas y resulta más complicado cogerlos. La empresa nos ha facilitado las llaves y nos ha informado de que el derribo se hará de forma gradual para causar el menor impacto posible», explicaba la portavoz de la asociación, Rebeca Figueroa, en la mañana de ayer. A la tranquilidad que les da el hecho de que el derribo no se haga de forma violenta se suma la que les ha aportado un particular de una parroquia viguesa, quien se ha comprometido con los voluntarios al ofrecer parte de su finca para alojar a los felinos.

La asociación se dirigió en su día al Concello para poner en su conocimiento el estado en que se encuentra la colonia felina de la calle Marqués de Valterra. Con anterioridad a la construcción del ascensor público que comunica con Torrecedeira Gatiños da rúa se vio obligada a trasladar la colonia existente en esa zona para evitar posibles daños a los animales. «En todo momento la concejala de Medio Ambiente nos expuso ayudas para la reubicación que nunca llegaron y nos vimos abocados a hacerlo por nuestra propia cuenta», apunta la portavoz. Ahora incide en su necesaria colaboración para hacer las cosas con las mayores garantías.

«La creación de una red de cuidadores de colonias, acreditar carnés de alimentadores a los voluntarios y un impulso del programa CES (captura, esterilización y suelta) son necesarios, entre otras actuaciones, para minimizar el problema que supone la gran cantidad de gatos callejeros en la ciudad», advierte la asociación. Se encarga del cuidado de las colonias felinas con fondos privados por responsabilidad, pero apunta que es al Concello al que le corresponde hacerlo, como indica la ley de Protección y Bienestar Animal de la Xunta.