De profesional del baloncesto a primera línea de balonmano

m. v. f. VIGO / LA VOZ

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CEDIDA

Jence Ann Rhoads, americana del Guardés, cambió de deporte para cumplir su sueño de ser internacional

30 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La nueva jugadora del Guardés Jence Ann Rhoads (Pennsylvania, 1988) siempre ha nadado entre dos aguas en su carrera deportiva. Hija de baloncestistas, se inició en ese deporte a los seis años y llegó a ser profesional. Pero su sueño era ser internacional y para eso lo tenía más fácil en el balonmano. Por eso siguió los pasos de su madre -que también había practicado las dos disciplinas y había defendido la camiseta de la selección americana de balonmano- y cambió la canasta por la portería.

De eso hace ahora apenas cuatro años. «Empecé en el baloncesto muy pequeñita y a los ocho años ya jugaba con mi primer equipo. Fue en el 2015, a los 25, cuando me pasé al balonmano», recuerda. Su sueño era representar a su país, explica, «y necesitaba jugar al balonmano para aspirar a hacerlo» como efectivamente consiguió. Antes de dar el salto había jugado al baloncesto en la Universidad de Vanderbil y profesionalmente en el Haukar islandés y el Sepsi Sic rumano.

Jence confiesa que echa de menos el baloncesto, que fue su «primer amor», si bien el deporte al que ahora se dedica le gusta «cada día más». Considera que la experiencia en el primero le está siendo de utilidad en el segundo aunque sean diferentes. «En los dos deportes son importantes la velocidad, la agilidad, la capacidad para tomar decisiones y la buena visión en la cancha», desgrana. Por eso sostiene que haber jugado al baloncesto le ayuda «de muchas maneras» a avanzar como balonmanista.

A día de hoy no se lo piensa a la hora de responder a la pregunta de en qué deporte se ve mejor. «Definitivamente, soy mejor jugadora de baloncesto, pero estoy trabajando para serlo de balonmano», recalca. Del primero le gustaba sobre todo «la delicadeza y la táctica, porque es un deporte bonito y que requiere muchas habilidades técnicas». En cuanto al balonmano, dice que disfruta especialmente «del aspecto de equipo y el movimiento como una unidad», ya que entiende que «los equipos tienen realmente que trabajar juntos y estar sincronizados para tener éxito en el balonmano».

La oportunidad del Guardés le surge a Rhoads a través del español Javier García Cuesta, antiguo entrenador de la selección masculina de Estados Unidos que puso en contacto a la deportista con el Guardés. «Estoy muy agradecida por su ayuda en el proceso, porque sin él yo nunca habría llegado a estar aquí», comenta. De hecho, ni siquiera había estado nunca en España. «Vine por primera vez en diciembre a conocer el equipo y me encantó. Es un lugar hermoso, con paisajes increíbles, comida fabulosa y excelentes personas», describe.

Todo lo anterior lo ha comprobado en A Guarda y por mediación de su club, en el que está feliz. «Es un club perfecto, estoy disfrutándolo mucho. Todo el mundo ha sido muy amable y acogedor y estoy muy agradecida de poder estar aquí y jugar con este equipo», valora. Uno de los objetivos de su estancia es mejorar el español: «Estudié en la escuela, pero fue hace muchos años y he olvidado mucho. Nunca había tenido ocasión de hablarlo donde vivo».

Pero el reto más inmediato tras llegar al Guardés hace pocas semanas es debutar con el equipo, algo que podría ocurrir hoy en el partido frente al Gijón (A Sangriña, 20.00 horas). «Estoy muy emocionada con este partido, ¡es un gran momento para mí!», confiesa. El equipo, por su parte, busca encadenar su tercera victoria y de paso adelantar alas asturianas.