Una decena de sintecho viven aún en el asilo de forma esporádica

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Los usuarios esperan el derribo de un momento a otro, anunciado en junio del 2018

27 mar 2019 . Actualizado a las 23:11 h.

Son los últimos supervivientes del viejo asilo de Pi y Margall. Tres viven de forma permanente y otros siete alternan la estancia en este inmueble con el albergue municipal y la acampada situada frente al Concello. El tapiado anunciado por el alcalde en junio del pasado año aún no se ha producido y en su lugar se han colocado dos señales en las que se prohíbe el paso al interior.

Los usuarios hacen caso omiso y saben que de un momento a otro les despertará la piqueta. El plazo dado por el Concello para el derribo de todo el Barrio del Cura, en el que se incluye el asilo, expira en junio. Aún así, prefieren la espera antes que dormir al raso.

Cuando llegue el momento del derribo, algunos, los más instalados, se verán obligados a hacer la mudanza y aún no saben adonde dirigirse. En el albergue solo pueden pernoctar diez días seguidos y a la acampada del Concello no pueden trasladar los camastros y las mesitas.

En la actualidad el asilo se encuentra en unas condiciones insalubres y peligrosas, producidas por los tres lustros de abandono, desde que las Hermanitas de los Ancianos desamparados se lo vendieron por ocho millones a una sociedad de la que formaba parte el exjugador céltico Valery Karpin. La operación fracasó y desde entonces sus paredes han acogido a decenas de personas sin techo, algunas incluso fallecieron en su interior. También han sido decenas los incendios registrados hasta el punto de que la visita de los bomberos se ha convertido en algo habitual. La mayoría tienen lugar como consecuencia de los fuegos que se encienden para calentar la comida o esquivar el frío. El último tuvo lugar hace justo una semana.

Los colectivos sociales han solicitado a las autoridades locales que ofrezcan una alternativa a las personas que malviven en el inmueble antes de tapiarlo o de echarlo abajo para iniciar una nueva operación urbanística en todo el Barrio do Cura que cambiará la cara por completo.

En principio, la iglesia se iba a trasladar a la zona nueva de Navia, pero al final se optó por construir otra.

Horta Colectiva do Berbés convoca hoy una concentración y reivindica un jardín-huerta

La Horta Colectiva do Berbés es otro de los espacios que desaparecerán del Barrio do Cura. El colectivo convoca a la ciudadanía a una concentración que tendrá lugar hoy a las 20.00 horas en el paseo de Alfonso XII. Bajo el lema «Sí ao xardín do Berbés, non á especulación no Barrio do Cura», reivindica la creación de un jardín-huerta público en los más de diez mil metros cuadrados de espacio verde que en la actualidad se conservan de la antigua huerta del convento de San Francisco. Vecinos y los propios frailes del convento cultivan todo tipo de hortalizas y mantienen los árboles frutales. La organización de los 3.000 metros cuadrados se hace por parcelas. En la concentración de hoy repartirán árboles frutales y flores de las que cultivan o nacen de forma espontánea.

Otra de las reivindicaciones del colectivo pasa por la conservación del acuífero de A Barroca y por rehabilitar el lavadero del Barrio do Cura. Exige la apertura de un sendero para peatones y bicicletas a través de la antigua huerta del convento, que conecte Torrecedeira y Santa Marta con Poboadores.

No se olvida de las personas sin techo que residen tanto en el asilo como en viejas choupanas y reclaman una alternativa habitacional para evitar que se queden en la calle. Tampoco está de acuerdo con que se apueste por las nuevas construcciones en el nuevo proyecto del barrio, en lugar de rehabilitar una parte de las viviendas de forma semejante a como se hizo en la zona alta del Casco Vello.

Más de trescientas viviendas en 56.000 metros

La nueva urbanización del Barrio do Cura ya es una realidad. El plazo estimado para su conclusión es de cuatro años y la inversión prevista ronda los 19 millones de euros. A la demolición del asilo le seguirá la de otros inmuebles en mal estado. Solo se mantendrán aquellos que tienen valor histórico y los de pescadores. En total, se construirán entre 300 y 400 viviendas en una zona edificable de 56.000 metros. Según anunció el gobierno local en su día, el 30 % de suelo no consolidado se destinará a viviendas de protección oficial. La urbanización incluye una gran plaza de cinco mil metros cuadrados y 300 plazas de aparcamiento. La idea es ampliar también el mirador del paseo Alfonso XII, uno de los que ofrece mejores vistas de la ría desde el centro de la ciudad, al margen de espacios como el monte de O Castro. El proyecto obliga a la modificación del plan especial de protección y reforma interior del Casco Vello.