Madre, policía y remera medallista

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

VIGO

CEDIDA

Esmeralda Santos, del Remo do Miño, ha vuelto a subir al podio, aunque ahora lo hace con su hija de un año

20 feb 2019 . Actualizado a las 10:54 h.

La deportista del Club Remo do Miño de Tui Esmeralda Santos (Boiro, 1983) ya se ha subido al podio dos veces en lo que va de año, en calidad de campeona gallega de remoergómetro y subcampeona de España de la misma modalidad. No lo ha hecho sola, sino que le ha acompañado su hija Carmen, de 17 meses, que no ha sido un impedimento para que la remera, con experiencia internacional en europeos y mundiales, haya seguido con su carrera deportiva. Además, forma parte del cuerpo de Policía Nacional y comparte las tres facetas (madre, deportista y trabajadora) con su pareja, el que en su día fue bronce mundial -con Suso González- Sergio Pérez.

Esmeralda comenzó en el remo hace más de 20 años en Cabo da Cruz, en su Boiro natal. Desde entonces, con algún pequeño parón obligado por cuestiones laborales -estudió Publicidad y trabajó en ese ámbito antes de opositar a policía-, el remo ha sido una constante en su vida. Y el embarazo tampoco fue obstáculo para seguir activa dentro de sus posibilidades. «Continué entrenando casi hasta el final, pero a otro ritmo. Aunque no podía salir al río porque se presiona mucho la barriga, seguía haciendo a diario bicicleta estática y otros ejercicios», recuerda.

Santos consultó con su ginecóloga, que no solo no le desaconsejó seguir haciendo ejercicio, sino que le comentó que al llevar toda la vida practicándolo, lo ideal era seguir. «Al estar habituada a entrenar mucho, me explicó que un cambio radical a no hacer nada podía ser complicado». Eso, sumado a su idea de continuar remando una vez que diera a luz, hizo que no hubiera dudas.

Una vez que nació Carmen, Esmeralda estuvo tres meses acudiendo a sesiones individuales con una fisioterapeuta y a partir de ahí volvió a entrenar. «La fisio me mandaba ir un poco más despacio, pero quise regresar enseguida», cuenta ella. Pero admite que de fácil tuvo poco. «Fue duro. Para hacer una vida normal te vas recuperando bastante rápido, pero a nivel deportivo ha sido en los últimos meses cuando realmente me he vuelto a encontrar bien. De hecho, me quedan kilos que perder aún», cuenta.

Sin exigirse a sí misma a nivel de resultados, estos han ido llegando también pese a las dificultades. «Volví pronto, pero tomándomelo con filosofía, sabiendo que no iba a ser como antes de un día para otro», señala. Porque aunque no oculta que le «gusta ganar», cuenta que con los años y la madurez se ha convencido de que «hay distintos momentos y en este lo principal era disfrutar de los entrenamientos y las competiciones, disfrutar del camino más que obsesionarse con la posición», argumenta.

La reflexión anterior no quita para que cuando llegaron las medallas supusieran una alegría inmensa. «Me hizo mucha ilusión, sobre todo poder subir al podio a mi niña y que aunque no se vaya a acordar, pueda ver esas fotos el día de mañana y saber que su madre, como su padre, hacía remo», dice.

Un factor clave es la ayuda de la agrupación deportiva de la Policía Nacional a la que pertenece. «Nos ayudan mucho para poder organizarnos. Mi marido y yo trabajamos uno por la mañana y otro por la tarde, cambiando los turnos, y podemos seguir entrenando. Los abuelos también echan una mano, pero la verdad es que lo llevamos bien». Y así han vuelto a llegar los éxitos.