Cientos de gargantas rinden culto a San Blas y a los furanchos

María Jesús Fuente Decimavilla
María Jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

La tregua del temporal y la coincidencia en domingo provocaron otro lleno en la romería de Bembrive, la más popular del invierno

04 feb 2019 . Actualizado a las 11:53 h.

La coincidencia de San Blas en domingo y la tregua del temporal se aliaron ayer para abarrotar la entidad menor de Bembrive, en la que se ha consagrado ya como la mayor romería del invierno vigués. Cientos de personas acudieron a la fiesta con la intención de pedir ayuda al santo para aliviar sus gargantas y, de paso, probar el vino de las cosechas particulares de los veintidós furanchos abiertos estos días para despachar los caldos de la casa acompañados de la típica tapa de oreja o de un buen cocido. Aunque resulta casi imposible calcular los litros de vino despachados, se podrían superar los quince mil, según algunas estimaciones. Entre los furanchos había para todos los gustos, desde algunos casi centenarios, convertidos ya en toda una institución, a los que cambiaron de manos o están recién estrenados.

Pese a que la organización advirtió que se acudiera en transporte público ante el cierre de los accesos, un año más no faltaron los osados que acudieron en vehículos particulares y se vieron obligados a aparcarlos a más de un kilómetro de la fiesta. La celebración de misas durante casi todo el día, con la solemne oficiada por el obispo de Tui-Vigo, monseñor Luis Quinteiro, ayudó a los visitantes a combinar la parte religiosa con la lúdica. Otro de los alicientes de la romería fue la presencia de peñas que, como es habitual, ponen el toque musical y humorístico. Tampoco faltaron los políticos locales, provinciales y representantes de la Xunta.

La popularidad que con el paso de los años ha logrado esta festividad ha llevado a la organización, y a la entidad local menor de Bembrive, a solicitar la declaración de fiesta de interés turístico de Galicia, de ahí que se apueste por mantener el carácter tradicional y se escape de su transformación en una especie de botellón. En la actualidad están a la espera de que se pronuncie el Consello de la Xunta.