Javier Castellanos, el primer oncólogo médico de la sanidad pública de Vigo

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Hasta que llegó al Xeral, el cáncer lo trataban los facultativos de otras especialidades

01 feb 2019 . Actualizado a las 20:49 h.

Cuando en 1988 Javier Castellanos llegó al Hospital Xeral no había ningún oncólogo. No quiere decir que no existiesen los enfermos oncológicos, porque el cáncer es tan viejo como la humanidad, pero no había ningún médico específicamente formado para tratar el cáncer, que hoy es la segunda gran causa de muerte. «Los neumólogos, los internistas, los ginecólogos, los otorrinos... cada especialidad trataba los que le correspondían», explica el jefe de servicio de oncología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo, Joaquín Casal. El primero fue Castellanos, que murió ayer de cáncer, tres meses antes de cumplir 67 años.

Javier Castellanos fue el primer oncólogo. Procedía de un pueblo de León y se había formado en Madrid, en el Instituto Nacional de Oncología. Esta especialidad vivía un momento incipiente en los años 80. La quimioterapia era el único tratamiento farmacológico disponible para el cáncer, un campo que ahora vive una auténtica carrera para el desarrollo de nuevas terapias. En Povisa sí había radioterapia, con dos oncólogos radioterápicos que hacían también la función de oncólogos médicos. Castellanos llegó al Xeral en la primera convocatoria que se hizo en Galicia para contratar a oncólogos médicos. El Meixoeiro abriría en 1990 con dos radioterapeutas, aunque no dispuso de aceleradores lineales hasta 1996.

A Castellanos le tocó un trabajo complejo a finales de los 80 y principios de los 90: el de convencer al resto del hospital de que merecía la pena que el cáncer fuera tratado por médicos que se habían formado específicamente en el cáncer. Hoy parece una obviedad, pero entonces no lo era... o no lo parecía. Poco a poco empezó a participar en los tratamientos que venían liderando otras especialidades. A mediados de los 90, el Sergas empezó a dotar de más médicos al Xeral y se creó una segunda plaza de oncología, por la que pasaron distintos profesionales. Martín Lázaro fue el tercer oncólogo en llegar y se quedó. Era 1996 y en es momento ya se podía hablar de servicio, pequeño pero servicio. Castellanos quedó como jefe. Lázaro recuerda a Castellanos por lo profesional ?«Te potenciaba, te dejaba crecer, te daba libertad para investigar...»? y también por su dimensión humana: «Era cariñoso, estaba pendiente de todos. Hay pacientes que todavía ahora nos preguntan por él. A punto de jubilarse, cuando llegaba un residente, le enseñaba el hospital, incluso cosas menores como dónde estaban los vestuarios o el comedor».

Pero es que la docencia era una de sus grandes vocaciones. Joaquín Casal alaba que Castellanos consiguiese la acreditación docente en el año 2000 para que el Xeral tuviese residentes. En aquel momento solo los había en Pontevedra y Santiago. Ahora en Vigo hay un MIR por cada uno de los cinco años de la especialidad de oncología. Consiguió también que el Xeral contase con un hospital de día desde el 2007.

En el 2015 se unificaron en el Cunqueiro los servicios de oncología médica del Xeral y del Meixoeiro. Él renunció a presentarse a la jefatura y mantuvo el cargo que tenía, jefe de sección. siguió tratando enfermos. «Fue siempre muy colaborador e innovador», dice Casal.