Triunfo tras media liga de espera

VIGO

XOAN CARLOS GIL

El Sárdoma de fútbol femenino tuvo que aguardar a la segunda vuelta para sumar por primera vez

18 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El Sárdoma no es el equipo que menos goles marca de Segunda femenina ni el que más encaja, pero sí fue el único que mantuvo su casillero a cero durante toda la primera vuelta. 13 partidos y trece derrotas que pesaban como una losa para el equipo de Dani Núñez, que la temporada anterior se había mantenido sin apuros, terminando en la sexta plaza. El domingo, frente al Arousana, pusieron fin a la racha y se adjudicaron sus primeros tres puntos.

«Fue como empezar de verdad el año nuevo por el buen camino. Sabíamos que tenía que llegar, que aunque se prolongó demasiado en el tiempo, estábamos haciendo méritos para conseguirlo», valora el técnico del equipo -un entrenador de la casa con amplia experiencia en la base del Sárdoma-, que lo cogió en la recta final de la temporada pasada y vive la primera completa al frente.

La sensación tras este primer triunfo es de alivio y confianza en que será el primero de muchos. «Si algo me ha sorprendido de este equipo es que no solo no se ha ido nadie, sino que han seguido entrenando como el primer día», cuenta. Porque su experiencia dice que «en una situación de estas en que no consigues ni empatar suele pasar que la gente empieza a faltar a los entrenamientos y a tomárselo de otra manera», algo que en su caso ha estado muy lejos de producirse.

Si se trata de analizar las causas de la debacle que supuso la primera vuelta, Núñez considera que la autocrítica es un factor fundamental para explicarlo. Pero tampoco duda de que han pagado demasiado caros los errores y de que la suerte les ha dado la espalda con demasiada frecuencia. «Hemos recibido demasiado castigo. Ha habido muchos partidos en los que hemos estado a punto al menos de empatar. De los 39 puntos de las 13 primeras jornadas calculo que unos 15 deberían haber ido a parar a nuestro casillero», apunta.

Durante todo ese tiempo, el mensaje del entrenador a sus jugadoras era que «algún día tiene que llegar», pero pese a ese convencimiento, decidió en su momento poner el cargo a disposición de la directiva. «No fue porque no me sintiera capaz de sacarlo adelante, pero cuando la cadena de derrotas empezó a alargarse pensé que igual una voz nueva ayudaba a la reacción», relata. Los responsables del Sárdoma le persuadieron para seguir.

Convencido de que la distancia que aún con estos tres puntos hay entre ellos y el resto de equipos en la tabla no se corresponde con la real, el técnico está esperanzado con lo que viene. «Algunas jugadoras lo celebraron llorando, fue emocionante, pero tenemos que saber que la fiesta se quedó en Vilagarcía -donde derrotaron la Arousana- porque queda mucho por delante y contamos con opciones», dice. Está seguro de que tienen plantilla e ilusión suficientes para, como mínimo, luchar hasta el final.