La asociación de caridad que lo gestiona se reúne con el gobierno local porque «la tensión es máxima»
16 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.La preocupación de los responsables del comedor social de Cangas ante el posible desalojo de las instalaciones tras la quiebra del propietario, un empresario que se lo alquiló durante la última década a 1 euro por año va en aumento. «Hoy nos han llamado para decirnos que el inmueble es ahora propiedad de un grupo de Luxemburgo», confirmó ayer al mediodía Ángela Rodas. La cofundadora de la Asociación de Caridad Santiago Apóstol no ocultó la tensión con la que viven al día tanto los voluntarios como las 120 familias de toda la comarca a las que les preparan su sustento diario. «Ahora estamos mucho más nerviosos que hace una semana porque no tenemos ideas de cuáles son las pretensiones del grupo que se ha hecho con el local», explica.
Por la tarde mantuvieron un encuentro con el alcalde, Xosé Manuel Pazos y el concejal de Servicios Sociais, Tomás Hermelo. En el encuentro se pusieron sobre la mesa todas las posibles vías de actuación para asegurar el servicio, aunque el cambio de domicilio no es, de momento, una apuesta firme. No sería una tarea fácil además porque el local al que se pudiera trasladar el comedor social tendría que contar con unas características mínimas, como las del bajo que ahora ocupan en el bajo de la calle Lisboa. Según indica Ángela Rodas, ha de ser un espacio al que puedan llegar en transporte público o a pie los usuarios pero con varias salidas para preservar la identidad de los usuarios. No solo preparan desayunos y almuerzos a diario de lunes a viernes sino que además ofrecen otros servicios a la comunidad. Siguen siendo varias las personas que acuden a esta sede de la asociación para poder asegurarse también su aseo diario ya que, según explica la asociación benefactora, o no tienen baño en sus casas o no disponen de agua caliente.
Además los martes por la tarde hacen reparto de ropa y otra tarde 70 bolsas con alimentos para aquellas familias que, por distintos motivos no se pueden desplazar a las instalaciones. Entre ellos hay parejas con hijos ya que los menores comen en los domicilios familiares aunque sea la asociación la que les prepare el alimento diario.
Los voluntarios intentan trabajar con normalidad para no trasladar a los usuarios una preocupación más. Su apoyo es fundamental no solo para vecinos de toda la comarca de O Morrazo con poco recursos económicos. La demanda se mantiene pese a que se vislumbra el final de la crisis. «Hay auténticos dramas, con personas enfermas que precisan apoyo», advierte la asociación.