«Ganar el premio Artesanía de Galicia quiere decir que no lo haces tan mal»

María Jesús Fuente Decimavilla
María jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

La ceramista ha creado piezas para cocineros de prestigio, como Pepe Solla, y relaciona como nadie su obra con la naturaleza

20 dic 2018 . Actualizado a las 09:36 h.

Nunca le pasó por la imaginación que su afición por la cerámica desde la infancia la llevaría a conseguir el premio Artesanía de Galicia 2018, recibido esta semana en la Ciudad de la Cultura, de Santiago. El galardón, del que ya presume la viguesa Ana Tenorio, está dirigido a talleres artesanos inscritos en el registro general de artesanía de Galicia. Premia la obra que represente una línea competitiva en el mercado actual: diseño, adaptación, conservación de las técnicas y valores tradicionales, así como la incorporación de las tendencias actuales y, por supuesto, la calidad de la obra.

«Ganar el premio Artesanía de Galicia es increíble, quiere decir que no lo haces tan mal, te da ánimo para seguir adelante y enfocar el próximo año con otras perspectivas», valora la ceramista.

La carrera de Bellas Artes, cursada en el campus de Pontevedra de la Universidad de Vigo, le brindó la oportunidad de seguir tratando el barro de tú a tú. «De pequeña ya trabajaba con ese material. En el colegio al que iba se utilizaba mucho. Sin embargo, cuando llegué a la facultad me sorprendió encontrarme con gente que nunca había trabajado con barro. Allí se utilizaba para generar un boceto y llevarlo a otro material», explica.

Su formación multidisciplinar la llevó a trabajar también con textil (diseño de patronaje), pintura (incluida mural), escultura... Estudió con Emilia Guimeráns y Miguel Vázquez, dos referentes en el mundo de la cerámica, y mezcló esta con la pintura y su formación académica.

Ana Tenorio relaciona cerámica y paisaje como nadie. De hecho, su obra ganadora, presentada bajo el nombre, El bosque interior, es un juego de café que representa los elementos del bosque en cada una de las piezas. «Cada taza es diferente: abedul, castaño, carballo... rezuman humedad», describe la artista. El juego, para el que se pasó todo el verano investigando y probando mezclas hasta comprobar los diferentes resultados, es totalmente utilizable, como también lo son las vajillas creadas para los restaurantes de Pepe Solla o de Iñaki Bretal. A la pregunta de si sus obras pueden pasar por un lavavajillas responde de inmediato: «Sin duda, por el lavavajillas y por el microondas, son resistentes a las altas temperaturas y están libres de plomo y cadmio; no hay toxicidad ni nada extraño. Puedes tomar de todo en las piezas, un café, un caldo...», apunta.

De hecho, sus piezas (jarras, platos, vasos) surgen de la necesidad de acercarse a la naturaleza, la misma que la rodea en su taller de Marcosende, y de crear objetos utilizables que incorporen a su funcionalidad aspectos emocionales, artísticos y conceptuales para acercar la belleza al día a día. Las obras se pueden adquirir por encargo, incluida la ganadora del premio. No le piden nunca nada que no haga, siempre que encaje en su línea de trabajo. «Ahora tengo contactos con otros chefs para crear otras piezas», adelanta.

La cerámica es también la base de su proyecto Witchneeds, una marca en la que agrupa todas las colecciones y con la que busca devolver a los objetos su singularidad, así como recuperar la humanización en los procesos de creación. Se trata de crear con tiempos más lentos y naturales, manteniendo una producción manual controlada y de calidad, que «se aparta de la perfección y del trabajo industrial en serie y sin alma», indica.

Hasta los colores recuerdan a la naturaleza: tierra, azules, negros... Todo está muy pensado y estudiado, nada se hace a lo loco. Ahora sonríe cuando recuerda una anécdota ocurrida de adolescente: «El barro me explotó en un horno porque tenía burbujas. Fue por falta de conocimientos técnicos», confiesa. Nada que ver con las técnicas que en la actualidad maneja, algunas antiguas, como las de pellizco y churro. Ambas requieren paciencia y un hábil manejo de las manos, un arte primitivo alejado del torno que esta prestigiosa ceramista maneja con destreza.