La parodia más rentable de Abel Caballero

VIGO

M.MORALEJO

La promoción viral de las luces de Navidad de Vigo, personalizada en el alcalde, se ha convertido en un fenómeno social imparable que deja ganancias contantes y sonantes a buena parte de los sectores de la ciudad

12 dic 2018 . Actualizado a las 13:36 h.

Las luces de Vigo son el mejor regalo de Navidad para la clase política en general, tan alejada del ciudadano y sin capacidad de llamamiento más allá de los afines habituales. La demostración de convocatoria es cortesía de Abel Caballero, alcalde de la ciudad, capaz de hacer de la cíclica decoración con villancicos un acontecimiento único que ilusiona y moviliza a miles de ciudadanos en Galicia, España y Portugal. Y todo ello con el mérito que supone ejecutarlo desde la periferia de provincias. Pero el nuevo éxito del alcalde más votado de España no es casual. Él mismo anunció, el 14 de septiembre en plena ola de color, nueve millones de luces. «Se verán desde el espacio», presumió. Incluso usó al primer ministro-astronauta de España, Pedro Duque, para sobredimensionar la sátira. Su intervención, papeles en mano, empezó según el guion. El escenario, un descampado de asfalto y malas hierbas sin desbrozar. Municipalismo en estado puro. Un paso por detrás del líder, leales concejales siempre predispuestos, pero en silencio. Era su día. Al exministro le bastaron dos minutos para saltarse lo establecido y, parodiándose a sí mismo, prender la mecha del acontecimiento que estaba por explotar. Minimizó a Tokio, Berlín o Nueva York para magnificar Vigo: «Somos los mejores del mundo», dijo moviendo el brazo izquierdo sin parar y sonriendo, todo dientes, a cámara.

Sus formas se hicieron virales, lo suficiente para figurar, una vez más, en ese Olimpo efímero que supone ser trending topic en Twitter. Muchos lo interpretaron como una deriva de Caballero al más absoluto ridículo. Él respondió, a los dos días, en una entrevista en La Voz: «Lo presenté con humor y diciendo lo que iba a pasar, que en Vigo íbamos a tener una forma extraordinaria de celebrar la Navidad. Así lo entendió todo el mundo. El que cinco quieran decir lo contrario, bah, se debe a otras cosas». El análisis fue certero. Vigo está lleno y seguirá así hasta que los Reyes Magos hagan su trabajo.

Los días pasaron y la bola de nieve, alimentada con nuevos sketchs del mandatario metido en el papel de promotor, siguió creciendo hasta el gran día. La ilusión en la calle y las gangas del Black Friday hicieron el resto. Vigo se colapsó y los negocios hicieron su agosto en noviembre. Lo nunca visto en esa época del año. Pero el fenómeno de las luces no se entiende sin Caballero. Ambos protagonizan memes y están condenados a entenderse. Como un matrimonio de conveniencia que el alcalde está dispuesto a soportar para ver la ciudad abarrotada. Pero ojo, él también se gusta, sobre todo micrófono en mano.

En la puesta de largo del año pasado ya ejerció de showman. En esta ocasión, también un paso por delante de sus concejales, sonrientes pero igual de mudos, exprimió ese gancho que tan bien le funciona para ganarse a la masa. Hablar en inglés viniéndose muy arriba: «With the lights, with the music, very welcome everybody here!», expresó con algún desajuste de pronunciación. Y todo ello haciendo el signo de la victoria con la otra mano, que ha hecho suyo aplicándolo a la primera letra de Vigo. Otro éxito de su estrategia que nadie más supo ver antes. Desde entonces, y hasta el apagón definitivo, todo cambia y se adapta a la dinámica de las luces. Incluso Renfe, saturada de pasajeros que van y vienen a Vigo para ser testigos del fenómeno social y económico que abarrota la principal ciudad de Galicia.

«La campaña de Navidad empieza a ser fuerte a mediados de diciembre, nunca en el puente de la Constitución. Este año se adelanta todo, ya estamos al mismo ritmo de ventas que en los días centrales de Navidad», explica un dependiente de El Corte Inglés para dimensionar que el fenómeno no se concentra únicamente en el ombligo de la ciudad. El pasado puente festivo fue la última muesca del éxito sin precedentes que se vive en las calles. No hubo un día de calma. Gente y más gente llenó calles, comercios, aparcamientos, restaurantes, bares y tabernas. «No solo de luces vive el hombre», sentencia un camarero en Urzáiz satisfecha por la prima de las propinas que se embolsa cada día.

El balance oficial eleva a 480.000 los visitantes que recorrieron la zona centro (Príncipe, Policarpo Sanz, Urzáiz, Colón, Plaza de Compostela y cales próximas) entre el miércoles y ayer, de los que 47.500 pasaron por el árbol de la Porta do Sol. Los expuso hoy el mismo alcalde del que no pocos se rieron en septiembre. Ni el tono ni las formas son ya las mismas que aquel 14 de septiembre. Tampoco movió el brazo como un badajo, la intervención fue correcta, sin excesos ni sainetes. Él sabe que la marca ya está creada, que Vigo y las luces de Navidad, junto a su imagen de alcalde que se pone a la Xunta y a Feijoo por montera, irán de la mano mientras él sostenga el bastón de mando. Y todo ello, previsiblemente, con otro mes por delante de más y mejores resultados en forma de afluencia, ventas, dinero en circulación y promoción de la ciudad que, en este caso, también va de la mano con la proyección personal del alcalde más votado de España.