Un «one club man» de 40 en el PBB

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Dani Vázquez, nacido en 1978, lleva desde los 8 años jugando al baloncesto en Porriño, ahora en Liga EBA

15 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Dani Vázquez Riveiro (O Porriño, 1978) es en su deporte lo que en el fútbol suele llamarse un one club man. Tenía el sueño de jugar en Liga EBA, pero solo si era con el Porriño Baloncesto Base, su equipo de siempre -comenzó a los siete años en el club anterior del que nació el actual-. Tras muchos años quedándose con la miel en los labios, el curso pasado lo consiguieron y ahora, a sus 40 años, disfruta «seguramente más que nunca» en una competición nueva en la que se estrena junto a chavales a los que dobla la edad.

Si se le pregunta por los años que lleva en el conjunto sénior o asumiendo el rol de capitán, le bailan las fechas. «En el primer equipo estoy desde los 18 años y como capitán llevaré más de diez», asegura. En los últimos años reconoce momentos de duda y de plantearse dejarlo. «Sin mi entrenador, Jenaro, no estaría jugando aún. Siempre me apoyó, me animó y me dio la confianza que un jugador necesita para seguir», dice.

Pese a ser capitán y veterano, Dani huye de la figura de consejero. Él prefiere verse como uno más en el vestuario. «Si puedo ayudar con mi experiencia a los compañeros, lo hago, pero también aprendo de ellos y me dejo aconsejar por gente que tenga quince años menos», señala. Asegura que el vestuario es una piña y el excelente trato entre todos es otro de los factores que han resultado claves para que haya ido posponiendo su retirada.

«Hubo una etapa en que otro compañero un año mayor y yo al terminar las temporadas nos mirábamos y decíamos: ‘Si tú sigues, yo también», relata. Hasta que un día su compañero decidió que lo dejaba. «Yo me encontraba bien, me apetecía y seguí», recuerda. Una elección que ha ido repitiéndose temporada a temporada desde entonces. «Los años se notan, claro que físicamente no estás igual que con 20 años. Depende de ti cuidarte, detalles como ponerte a trabajar por tu cuenta unos días antes de que empiece la pretemporada para todos», revela.

Lo que sigue intacto son las ganas de competir. «No es que disfrute como antes, creo que ahora lo hago más. Con el paso del tiempo aprecias las cosas de una manera diferente», indica. Aparte de que la oportunidad de competir en EBA le ha llegado alcanzada la cuarentena. «El ascenso lo vivimos todos con muchísima ilusión, pero cuando llevas tantos años y te has quedado tantas veces a las puertas, un poco más si cabe», admite.

Dani mantiene que el salto de categoría fue un estímulo más para continuar este año y saborearlo desde dentro. Tenía claro que si algún día llegaba a jugar en EBA, iba a ser con el PBB. «Me siento parte de este club y de este grupo. No me hubiera sentido cómodo separándome de ellos y yéndome a otro sitio por jugar una categoría más arriba. Mucho mejor disfrutarlo después de haberlo logrado entre todos», reivindica.

Reconoce que ha sido un salto grande, pese a lo cual cuentan a estas alturas con más puntos de los que muchos pensaban. «Desde fuera del club llegaban comentarios negativos, que nos iba a costar, que igual no íbamos a ser capaces». Y aunque no cantan victoria ni mucho menos, tres triunfos en cinco partidos son un panorama muy alentador de cara al objetivo de la permanencia. «Tenemos un grupo como pocos equipos pueden presumir. No hay esos tres o cuatro extranjeros de casi todos los rivales, pero se han formado unos vínculos entre nosotros que nos dan un valor añadido», expresa.

Durante todos estos años, Dani ha compartido logros y fracasos con muchos otros compañeros que se quedaron a las puertas o que soñaron con el ascenso y que ya se han retirado. «Este éxito es de todos los que han pasado por el club en este tiempo. Ya no están, pero al final en los partidos te giras y a la mayoría los ves apoyando al equipo en las gradas», revela. Aunque tiene claro que él prefiere «siempre estar en la pista y no en la grada, que se pasa mucho peor».

También incide el porriñés en que esos que lo viven como espectadores, hayan sido o no jugadores, les dan un plus. «La afición se merecía lo que estamos viviendo».