Povisa planea levantar el preconcurso mientras sigue negociando con el Sergas

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

El pacto por la farmacia está casi cerrado y quiere garantizarse otros ingresos

13 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque la ley da un plazo de tres meses al Hospital Povisa para llegar a un acuerdo con el Servizo Galego de Saúde desde que el 28 de septiembre formalizó en el juzgado el preconcurso de acreedores, ambas partes se pusieron a negociar contra reloj para llegar a un pacto antes de un mes. Noviembre era la frontera a la que el Sergas y Povisa querían llegar con el anuncio de que el hospital superaba sus vaivenes financieros. Ese acuerdo no se ha producido aún, pero está muy cerca.

Fuentes que conocen las negociaciones explican que el mayor hospital privado de Galicia planea avisar al juzgado en los próximos días de que levanta el preconcurso de acreedores. Aunque el plazo no se haya terminado, el hospital prevé decir al juzgado de lo mercantil número 3 de Pontevedra, con sede en Vigo, que ya no contempla el concurso de acreedores como opción a corto plazo.

De esta manera, mientras el acuerdo no llega, se manda un mensaje de tranquilidad a los proveedores, a los bancos y a la plantilla, que son los tres grupos que podrían ver peligrar sus cobros en una posible suspensión de pagos. Se ofrece, asimismo, un gesto de buena voluntad al Sergas. Y, sobre todo, se lanza un mensaje de tranquilidad a los pacientes, que asisten con preocupación al devenir judicial del centro sanitario del Grupo Nosa Terra.

A los pacientes presentes y a los potenciales. Porque en el mes de noviembre se abrirá el plazo de libre elección de hospital en el área de Vigo, que permitirá a la ciudadanía elegir entre el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo y Povisa. Actualmente, este centro sanitario tiene cerca de 137.000 personas del Sergas adscritas y espera volver al tope de 139.000 que le permite el concierto, que establece un pago de 540 euros por cada una de ellas.

O establecía. Porque el acuerdo al que lleguen las dos partes puede condicionar esa tarifa, conocida como cápita. La negociación se dirime en dos grandes asuntos y otros menores. El principal es el de la farmacia, y es un tema en el que ya está prácticamente cerrado el acuerdo. Povisa se quejó al Sergas de que el precio de la medicación se ha disparado en los últimos años, pero Sanidade no le paga más que antes. El hospital privado quiere dejar de asumir la medicación de enfermos que no están ingresados pero que acuden al centro sanitaria a recoger medicamentos. Dice que esto le hace perder entre cinco y seis millones cada año. Al Sergas le parece bien asumir esta medicación y también la llamada de alto impacto (como los fármacos biológicos), pero con un pacto para detraer una parte de la cápita de 540 euros.

Con ese asunto, según fuentes que conocen la negociación, Povisa ya podría evitar las pérdidas. En los últimos tres años ha declarado un resultado contable negativo de unos 13 millones de euros, aunque oficialmente atribuye al concierto unas pérdidas de 42 millones de euros en cuatro años.

El hospital está intentando llegar a un pacto que le permita dejar la cuenta de resultados a cero con la actividad pública, de modo que pueda ganar con la privada.

Dos asuntos sin resolver

Para ello, solventada la farmacia, Povisa quiere pactar con el Sergas un incremento en la actividad de las unidades de referencia. Son servicios que otros hospitales no tienen y para los que el centro sanitario de la calle Salamanca venía tratando a todos los del sur de Galicia, como la unidad de quemados, la cirugía de la mano o maxilofacial. El hospital dice que el Sergas le envía menos enfermos que antes y que cada año ha dejado de ingresar 1,5 millones de euros.

Además, el Sergas cobra a Povisa por los enfermos que tiene ingresados y se someten a una prueba en otro hospital, algo que antes no ocurría. Claro que, sobre este aspecto, el juez ha dado la razón al Sergas. Pero el hospital privado intentará llegar también a un pacto para dejar de pagar por todas las pruebas.

Hacia un nuevo sistema para calcular la tarifa que se adecúe al gasto real

Povisa atraviesa un agujero, pero más que el agujero en sí mismo lo que más preocupa a la dirección del hospital es el futuro. Lo que ha trasladado al Sergas es que quiere sellar un acuerdo que le evite perder dinero en los próximos años, para mantener así el concierto, que finaliza en el 2022 y tiene otros dos años de prórroga posible. Por eso, una de las posibilidades que están sobre la mesa de negociación es establecer un nuevo cálculo de la cápita, la tarifa de 540 euros que el Sergas le paga por cada uno de los 137.000 pacientes de la sanidad pública que tiene asignados.

Esa cápita se actualiza con base en dos criterios: la asistencia sanitaria (el 87 %) y el precio de los fármacos (el 13 %). La tarifa solo sube si el total crece. En los últimos años se ha producido la paradoja de que el precio de los medicamentos se ha disparado, pero el índice de precios hospitalarios, que mide la asistencia sanitaria, ha bajado. Como este último concepto pesa más en el total, el global incluso ha bajado, aunque el Sergas no ha aplicado ningún recorte. De este modo, Povisa cobra lo mismo que hace cuatro años, pero gasta mucho más. Por eso, el hospital ha dicho al Sergas que el mecanismo pactado es perverso.

Una posibilidad sería establecer un nuevo sistema de actualizaciones, separando un concepto del otro, de manera que se ajuste más al gasto real del hospital, y que pueda subir por un concepto independientemente de cómo evolucione el otro. Para hacerlo, habría que introducir modificaciones en el texto del concierto, que firmaron las dos partes en septiembre del 2014.