De regalo, su primera maratón a los 40

x.r. castro VIGO

VIGO

Oscar Vázquez

Cuatro años después de iniciarse en el atletismo Iria Lagarón debuta en la distancia en Chicago tras un verano de sacrificios

03 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie podía pensar hace cuatro años, cuando se calzó por primera vez las zapatillas para correr los 4 kilómetros de la Carrera de la mujer en Vigo, que Iria Lagarón Jiménez celebraría sus 40 años corriendo su primer maratón. Será el domingo en Chicago, en uno de los circuitos más rápidos del mundo y después de ser agraciada por el sorteo que elige a un ramillete de atletas populares de todo el planeta. La viguesa cumplirá su sueño ante la mirada de un millón y medio de personas que se echarán a la calle para seguir la prueba en directo.

Iria, periodista de profesión, encarna el vivo ejemplo de que nunca es tarde para comenzar a hacer deporte. «Llevaba un tiempo corriendo y me rondaba por la cabeza la idea de correr un maratón, y como era el primero pensaba que podía ser fuera y correrlo a los 40, que cumplí esta semana», relata. Por eso descartó Berlín (a mediados de septiembre) y mirando el calendario vio que Chicago le encajaba. El problema es que tenía que entrar por marca o jugárselo todo en un sorteo. Y el octubre pasado apostó. Hizo la solicitud y dos meses después, un buen día en plena jornada laboral, recibió un aviso del un cargo bancario. «Fui al sorteo del dorsal y me tocó. Me enteré por el cargo que me hicieron en la tarjeta de crédito, porque te toca el dorsal pero también te toca pagar 220 dólares (unos 192 euros)».

Entonces ya no hubo marcha atrás. «No me quedaba más remedio que entrenar», recuerda. Y con dos media maratones en sus piernas, ambas en la Vig-Bay, comenzó una cuenta atrás que arrancó con un problema físico en los primeros días del año y acabó con un verano cargado de kilómetros y entrenamientos, porque el reto ahora es cruzar la línea de meta como sea: «El maratón impone respeto, y mucho, no es lo mismo que una media. Yo no quiero hacer tiempo, sino acabar la carrera y disfrutarla, aunque sea sufriendo a partes iguales. Lo estoy haciendo para terminar en 4 horas».

Porque aunque sea una maratoniana primeriza y del todo aficionada, nada ha quedado al azar en la fase de preparación con Rubén Pereira, un clásico de las populares viguesas, como entrenador. De su mano la puesta a punto definitiva comenzó en junio y desde entonces ha acumulado en sus piernas más de 800 kilómetros con tiradas de hasta 34 kilómetros, distancia que ya ha recorrido en un par de ocasiones. «Ya voy por el segundo par de zapatillas», dice divertida para dejar constancia del esfuerzo.

Pero su preparación no solo han sido amplios rodajes, muchos en soledad, sino también una vida un punto espartana. «No puedes salir, y no te puedes saltar un solo entrenamiento, pero a cambio tengo unas piernas y un moreno tremendos».

En su reto tampoco ha reparado en la comida. «Ahora me estoy cuidando con ese tema. Comía pasta los días de entrenamiento, tomaba geles en las tiradas largas, el recuperador después de las tiradas largas y mucha hidratación, siempre voy corriendo con la botella de agua y un plátano antes de correr», recita. Todo, con el apoyo de sus padres ?«que están superorgullosos»?, sus amigas, «que alucinan con mi fuerza de voluntad», y su marido, feliz porque le acompaña en este viaje. Hoy salen de Vigo para correr el próximo domingo en Estados Unidos.

En Chicago ya sabe lo que le espera. Un maratón llano que hace de la prueba la más rápida de la mítica distancia conjuntamente con Berlín, que transcurre por 29 barrios de una ciudad entregada a la causa ?«hay un ambientazo tremendo, en algunos barrios la gente mayor te da bolsitas de fruta y te deja entrar a sus baños»?.

Como cabeza de cartel aparece el mítico Mo Farah, que abandona su reinado en las distancias largas de la pista para adentrarse en el maratón. «Llegará él y yo todavía estaré en la media», bromea Iria, que solo le tiene miedo a la climatología. Los partes hablan de lluvia para la hora del maratón. Las condiciones en las que no entrenó en un verano cargado de calor y de madrugones para cumplir un deseo de madurez. Su propio regalo por los 40 septiembres.