Torrecedeira clama: «No valen parches»

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

Xoán Carlos Gil

La primera manifestación pone de relieve la crispación existente en el barrio

20 jun 2018 . Actualizado a las 11:20 h.

«No valen parches». Era una delas frases más repetidas ayer por los vecinos del entorno de Torrecedeira. Tras varias asambleas y concentraciones, ayer decidieron extender el ámbito de sus protestas desde la zona propiamente del conflicto hasta el paseo de Alfonzo XII. De hecho, creen que el estado de abandono del Barrio del Cura tiene mucho que ver en todo esto.

Desde que iniciaron sus protestas por la situación de inseguridad que se vive en la zona, el Concello ha ido adoptando una serie de medidas como la asignación de patrullas policiales, intensificación de limpieza en las calles, reforma del parque Camilo José Cela, órdenes de más iluminación... El último anuncio ha sido la urbanización del Barrio del Cura. Sin embargo, nada de esto es suficiente para los afectados.

Quieren un plan integral para el barrio que tenga en cuenta la densidad de población y la concentración de servicios sociales. Aunque hay vecinos que exigen el cierre del albergue municipal de Marqués de Valterra, también son muchos lo que apuestan por otro modelo de gestión, como defiende la asociación de Vecinos del Casco Vello. Disiente de la apertura de este tipo de instalaciones sin más, sin una política de inserción en el interior y sin el control adecuado en el exterior. Advierte que un porcentaje elevado de los usuarios son o pueden ser susceptibles de caer en el consumo de drogas, dada su precaria situación. Esta circunstancia requiere una exhaustiva vigilancia para impedir el trapicheo en las inmediaciones. Las denuncias vecinales son avaladas por fotografías en las que se aprecia a personas haciendo sus necesidades en la vía pública y bebiendo alcohol al lado de un colegio.

El malestar afecta también a los locales de hostelería y supermercados, cuyos trabajadores se sienten atemorizados ante algunas actitudes. Para aquellos que tachan de exageradas las quejas, remiten a los medios de comunicación, donde en los últimos tiempos se pueden leer artículos sobre palizas a jóvenes, mordeduras de perros peligrosos que van sueltos y sin bozal, atropellos por escasa iluminación y detenidos por venta de droga.

Sin embargo, hay otras voces vecinales que no achacan todo el mal al albergue y aseguran que los problemas ya vienen de atrás, aunque se hayan incrementado con esas instalaciones. No se atreven a explayarse más por temor a que los tachen de racistas o xenófobos, pero sí se atreven a hablar de clanes, que incluso, dicen, podrían perjudicar a los propios usuarios del albergue.

Entre los puntos negros de la zona figuran el parque situado frente a la antigua escuela de Peritos y el Camilo José Cela. Este último se encuentra en fase de reforma integral precisamente con la idea de darle otro uso y de espantar los actos incívicos que se producían.

Desde organizaciones como Os Ninguéns se alerta del riesgo de caer en aporofobia (odio al pobre) y de la necesidad de buscar una solución entre todos sin estigmatizar el entorno.

 Las claves del conflicto

Albergue para personas sin techo, servicio de furgoneta para intercambio de jeringuillas y reparto de preservativos, comedor de la Esperanza... Son los servicios sociales de la zona, excesivos en un ámbito tan restringido, según los vecinos.

La Policía Local ha ampliado su patrulla habitual en la zona a dos unidades fijas durante buena parte del día y la noche. Se trata de evitar la venta de droga y los actos vandálicos.

La asociación de vecinos del Casco Vello ha pedido al Concello que obligue a la concesionaria a cumplir el pliego de condiciones.Reclaman la apertura de un albergue en otra zona de la ciudad ante la insuficiencia del actual.