La paliza a un joven de madrugada causa otra vez la alarma en Torrecedeira

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO

La policía considera que, estadísticamente, no ha aumentado la inseguridad

06 jun 2018 . Actualizado a las 20:18 h.

Un episodio violento ha vuelto a incrementar la sensación de inseguridad en la calle Torrecedeira. En esta ocasión, un individuo con arrestos anteriores dio una paliza sin mediar palabra a un joven que estaba con su pandilla en el parque Camilo José Cela en la madrugada del día 27. De un puñetazo en la cara lo derribó y le dio dos patadas en el suelo. Debido a que el agresor huyó, la Policía Nacional le enseñó seis fotos de sospechosos a la víctima y esta reconoció al implicado, un hombre de 40 años y de 1,8 metros de estatura, el cual fue detenido la pasada semana. El supuesto agresor era un vecino de la zona.

A raíz de este hecho, la comisaría no tenía previsto tomar medidas nuevas de vigilancia porque, según las estadísticas de delitos, el barrio no tiene más incidencia de lo normal. Por si acaso, un coche patrulla estaba ayer aparcado a las 13.00 horas en la entrada del parque Camilo José Cela.

Los vecinos no han recibido respuesta del Concello para abordar la supuesta inseguridad en el barrio y han optado por celebrar una asamblea el día 13 en la pista deportiva del parque para abordar este tema y las medidas a adoptar para lograr mayor vigilancia.

Las quejas vecinales se refieren a un problema social que afecta a calles como Marqués de Valterra, donde está el albergue municipal para indigentes, la calle Jacinto Benavente, zona de prostitución nocturna, y la falta de mantenimiento del entorno de Beiramar. A ello se suman diversas agresiones y peleas en la zona.

Por otro lado, los vecinos miran de reojo la furgoneta de Érguete aparcada en Jacinto Benavente que presta un importante servicio a los toxicómanos para su rehabilitación. Pero ello crea un trasiego de adictos a las drogas que los vecinos ven preocupados. En la calle San Francisco hay un comedor social, cuya ida y venida de personas necesitadas también genera preocupación.

Llegados a este punto habría que preguntarse si muchos vecinos que critican la degradación del barrio lo que realmente temen es la continua presencia de personas necesitadas y sin recursos que acuden a los servicios sociales del barrio. Si la policía dice que la criminalidad no ha subido, podría tratarse, en realidad, de un caso de aporofobia, la voz acuñada por la socióloga Adela Cortina para definir el rechazo al pobre. Muchas de las críticas van dirigidas a desfavorecidos que deambulan por el barrio para recibir las ayudas sociales que ofrece el entorno de Torrecedeira. Esa ayuda les permite vivir bajo un techo seguro, comer gratis o desintoxicarse de la droga pero algunos residentes los ven como un foco de conflictos.

Sin embargo, las quejas también se refieren a problemas de orden público. Un reciente artículo de La Voz hacía referencia a las protestas de propietarios de negocios por varios atracos y las denuncias por actitudes incívicas como gente orinando, defecando o practicando sexo en plena calle. Los residentes piden que se mejoren servicios públicos como limpieza, iluminación y poda y que se intervenga a fondo en el Barrio do Cura para evitar focos infecciosos ante el estado de abandono. Los vecinos están dispuestos a emprender movilizaciones si las autoridades no ponen remedio pronto.

La situación podría revertirse en el parque Cela a medida que avance la construcción de un ascensor que permitirá que esta zona ciega sea un importante paso de viandantes hacia Camelias.

Por su parte, una hostelera de la zona universitaria de Torrecedeira asegura que tiene miedo de los drogodependientes de la zona y de gente deteriorada y sucia que deambula por la calle y hace sus necesidades en la vía pública.

Niegan la aporofobia

Vanessa Oria, una activista de la Comisión de Seguimiento Vecinal de Torrecedeira, niega que los vecinos del barrio tengan aporofobia o les molesten los pobres. Aseguran que ellos desean mejoras para los usuarios pero están en contra de la gestión de Cruz Roja en el albergue municipal. Los problemas han surgido con la nueva contratista porque no pone medios para que los indigentes y sin techo puedan hacer sus necesidades dentro del centro social y no tengan que hacerlo en la calle en condiciones indignas e insalubres. Creen que el albergue debería tener más plazas y una mejor gestión y que el Concello debería atender a las repetidas peticiones de ayuda que le ha hecho Erguete para mejorar el servicio en la furgoneta que dispensa metadona a los drogodependientes.