«Las navieras hacen un pandeiro de los guías que enseñamos las Cíes»

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

El colectivo pide que el plan rector del parque contemple medidas que eviten el intrusismo

15 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La Asociación de Guías Acreditados de las Islas Atlánticas (Agaia) ha dado la voz de alarma ante la falta de medidas concretas que eviten el constante intrusismo en su profesión. El Plan Rector de Uso y Gestión del parque nacional (PRUG), en este momento en fase de elaboración, no garantiza este y otros detalles, según apunta el presidente de la entidad, Diego Vergara.

-¿Qué demanda la asociación en las doce alegaciones presentadas al plan?

-Principalmente lo que pedimos es que se tenga en cuenta la figura del guía acreditado. Para nosotros es muy importante lo que figure en ese plan, porque en teoría contempla lo que se va a poder hacer y lo que no. Por ejemplo, si dice que no se puede pasar de determinados decibelios es que no se puede. Igual con las zonas que se acotan. Llevamos doce años de retraso con su elaboración y es muy importante para la gestión del parque que refleje y regule todo.

-¿Participaron en su elaboración?

-Presentamos aportaciones en la primera fase animados por los responsables del parque, pero no las tuvieron en cuenta. Pedimos que apareciera la figura del guía acreditado. El parque dispone de un pequeño grupo de guías con el que no da abasto, sobre todo en las Cíes, que tiene mucho tirón. Además, cada vez la gente tiene más interés ambiental. Entonces, si hay mucha demanda, las empresas tiran de lo primero que pillan.

-¿Cuántos tipos de guías hay?

-Para hacer una visita guiada en el parque la normativa dice que tienes que estar acreditado por el Centro Nacional de Educación Ambiental (Ceneam), como es nuestro caso. Luego están los propios del parque y los de turismo, pero estos últimos no actúan como guías en ese espacio porque no tienen la formación específica.

-Tal como figura en el borrador, ¿quedarían igual que están?

-Sí. No se ha logrado ningún avance. Lo que refleja es muy vago, muy general, no se moja. Hay parques como los de Aigües Tortes y Cabrera, que son mucho más rigurosos y específicos a la hora de la protección y del acceso de personas. Entre el retraso y ahora las prisas, queda todo muy abierto y es preocupante. También los grupos ecologistas han presentado alegaciones y hemos solicitado una prórroga, pero de momento no se sabe nada.

-¿Es la única forma de regular la profesión?

-Sí, solo se puede con el plan rector. Lo que diga ahí va a misa, por eso nos agarramos a él. Ahora nos sentimos en un limbo.

-¿Pueden vivir de ella?

-A muchos guías les gustaría poder vivir de esto, aunque hiciesen alguna otra cosa, pero hoy en día es imposible, porque es un trabajo temporal, de verano, y depende de las navieras. Son las que marcan el ritmo.

-¿Quiere decir que son ellas las que les pagan?

-Sí. Dependemos de ellas. Cuando vas a sacar el billete puedes solicitar una visita guiada o te la pueden ofrecer, como sucede, por ejemplo, con los colegios. Además del billete pagas ese servicio y a nosotros nos dan una parte.

-¿Y no se puede solicitar directamente a los guías?

-Por poder, se puede hacer a través de la asociación, pero dependemos de un barco, con lo cual es más fácil de la otra forma. Si es un grupo grande, la asociación lo puede gestionar y decírselo a la naviera, pero lo normal es lo otro.

-¿Entonces no tienen un sueldo fijo?

-Realmente no hay una regulación, una tabla salarial que indique que se cobra tanto por hora. Eso no existe. Tienes que negociar con las navieras lo que te van a pagar, dietas... Es muy precario. Ese fue uno de los motivos de crear la asociación, para intentar que se valore nuestro trabajo. Se ha dado el caso de una guía acreditada a la que se le llama para un grupo, por la noche le dicen que será otro distinto y además, en inglés, sin apenas darle tiempo para preparar la visita. Ahora la gente está molesta porque las navieras pretenden que el tiempo de la comida se pase también con el grupo de visitantes y nosotros pensamos que es nuestro tiempo. De momento tienen la sartén por el mango y hacen de nosotros un pandeiro.

-¿Existe un ratio de personas por guía?

-Ahora no hay. Sé por compañeros que a veces tienen más gente de la deseada. Para ofrecer una atención de calidad pedimos en las alegaciones que sean 25 personas. No es igual que si tienes que explicar a 50, llega menos el mensaje.

-¿Qué se necesita para acceder a esta profesión?

-Tener un curso organizado por el Centro Nacional de Educación Ambiental (Ceneam), que es el que se encarga de organizar los cursos de parques nacionales. Cualquier persona que quiera ser guía tiene que hacerlo.

-¿En qué consiste?

-Tiene una parte on line común para todos los parques y otra específica presencial para cada uno en concreto. Aunque puede acceder quien quiera, hay una selección previa en función de la demanda y titulaciones. Además de la parte teórica, existe un caso práctico.

-¿Un guía acreditado ayuda a concienciar sobre el cuidado del parque?

-Nuestra misión es informar del valor medioambiental y patrimonial que tiene el Parque Nacional das Illas Atlánticas y, por tanto, indirectamente ayudamos a concienciar a explicar esos valores y la necesidad de mantenerlos.