El Vitrasa se encarece medio euro desde hoy para miles de personas

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

El fin de la tarjeta verde deja sin descuentos a los no empadronados

16 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Miles de personas que se mueven a diario por Vigo tendrán que pagar desde hoy 46 céntimos más por cada trayecto en un autobús de Vitrasa. Perderán también el derecho al transbordo. La decisión es fruto de la eliminación de la tarjeta verde y su sustitución por la Pass Vigo, restringida solo a los empadronados.

El Concello nunca ha concretado cuántas personas que no residen en la ciudad utilizan la tarjeta verde de Vitrasa. Se pueden hacer estimaciones. Una consiste en recordar que la concesionaria del bus tiene expedidas más de medio millón de bonobuses, pero que solo 150.000 están activos. Al mismo tiempo, se han tramitado 122.000 Pass Vigo, de manera que hay cerca de 30.000 usuarios habituales de Vitrasa que no cuentan con la tarjeta de descuentos, bien porque no tienen derecho a ella o bien porque todavía no la han tramitado.

Hay otra estimación posible. En el área de Vigo funciona el plan de transporte metropolitano, que financia sobre todo la Xunta y al que se suman los concellos. De los 14 municipios del área metropolitana, está activo en todos salvo en Vigo y Gondomar. El plan de transporte sirve para que los ciudadanos viajen de un punto a otro a precio bonificado. De las 52.000 tarjetas metropolitanas que se han expedido, hay 36.000 en bolsillos de personas que no están empadronadas en la ciudad. La mayoría de los trayectos son desde o hacia Vigo. Al no estar el Concello que preside Abel Caballero dentro del plan, los transbordos de Vitrasa no están incluidos en el precio reducido. Pero la cifra da una idea del número de personas que podrían estar interesadas en viajar en la concesionaria de buses viguesa y que no pertenecen al censo de la urbe olívica.

La eliminación del precio bonificado para las personas no empadronadas en la ciudad ha sido muy discutida, pero no puede coger a nadie de sorpresa. Abel Caballero decidió en el año 2014 que todas las personas que renovasen la tarjeta verde tuviesen que demostrar que estaban empadronadas en la Vigo. El trámite podía hacerse en las oficinas de Abanca. Pero quienes ya contaban con el bonobús no lo perdieron. «De momento», advirtió entonces el regidor vigués. En este caso, la gran mayoría de los afectados son personas que viven en Cangas y Moaña o en Chapela. Los primeros llegan en barco a la estación marítima y se mueven por la ciudad con la tarjeta de Vitrasa. En el caso de la parroquia de Redondela, los autobuses municipales incluso llegan hasta allí.

Pero como los que eran usuarios habituales del autobús público ya tenían tarjeta en el año 2014, la decisión de no expedir nuevas a no empadronados no generó tanto revuelo. Ahora se eliminan los bonos ya existentes.

Así que la gente que tenía derecho a pagar 0,89 euros pasa a abonar 1,35 por viaje. El Concello de Vigo es el encargado de compensar a Vitrasa por los precios bonificados: le abona la diferencia hasta llegar a esos 1,35. El Ayuntamiento pagó el año pasado 12,5 millones de euros a la concesionaria por este concepto, aunque recibió una subvención del Gobierno central de 1,4.

El gobierno local argumenta que, al ser la entidad que financia el bonobús, solo las personas empadronadas en la ciudad tienen derecho a beneficiarse y que, si los otros municipios quieren que sus ciudadanos tengan descuentos, deben financiarlo ellos. Mos y Redondela van a llevar el asunto al juzgado de lo contencioso y Cangas lo estudia.

El PP consideraba en el 2000 «un dispendio del BNG» extender el bono a los no censados

Hoy se firma el certificado de defunción de la tarjeta verde, después de 17 años. El 25 de junio del 2001 empezó a expedirse de forma masiva y permitió que los usuarios pasasen de pagar 130 a pagar 80 por cada viaje. Son cifras muy parecidas a las de hoy, claro que entonces no eran céntimos de euro, sino pesetas.

La decisión de extender el bonobús a todos los ciudadanos, más allá de los empadronados, fue del gobierno del BNG que encabezaba Lois Pérez Castrillo. Se tomó a finales de enero del año 2000, cuando el bonobús era un taco de billetes impresos que debían gastarse en menos de dos meses. A finales de ese año, el portavoz del PP y aspirante fallido a la alcaldía, Juan Corral, consideraba un agravio financiar con los impuestos de los ciudadanos de Vigo los descuentos en el autobús de habitantes de otros municipios. «Los ciudadanos de Vigo pagan el transporte público de los residentes en otros ayuntamientos; esta es la consecuencia de la política desacertada del BNG al universalizar el bonobús», se quejaba Juan Corral, según recogía entonces La Voz de Galicia.

«Todos los vigueses que pagamos impuestos cargamos con el coste de transporte público de personas ajenas a la ciudad», insistía. Corral, que había sido presidente del Puerto, decía: «Nos quejamos de que hay muchos vigueses no empadronados y a esos que actúan contra los intereses de Vigo, y a vecinos de Badajoz y de Soria que aparezcan por aquí, subvencionamos el autobús, lo cual es una aberración». Exigía conocer «lo que nos cuestan los dispendios del Bloque».