Guerra de sueldos por la mejor mano de obra entre las auxiliares del naval

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Las empresas tiran de complementos salariales para captar profesionales solventes

08 feb 2018 . Actualizado a las 22:46 h.

La buena noticia es que después de muchos años todos los astilleros de la ría tienen carga de trabajo. La menos buena, que no hay suficiente mano de obra cualificada para sacar adelante en plazo los pedidos. Hace casi dos años que los sindicatos empezaron a alertar de que el tiempo de las vacas flacas tenía los días contados, y que había que prepararse para el cambio de escenario. Ni empresas ni Administración se tomaron en serio la advertencia, «las primeras porque estaban inmersas en recomponerse tras la crisis y la segunda porque aunque hablaba de recuperación no terminaba de creérsela», lamentan.

Fue el presidente de Barreras, José García Costas, el que confirmó el 11 de enero, con motivo de la puesta de quilla del crucero de lujo que construye para Ritz-Carlton, que al sector le había pillado el toro. «Estamos buscando buenos profesionales y no los encontramos», dijo.

La patronal del metal, Asime, ha diseñado un plan de choque para formar al menos a 1.200 trabajadores en las especialidades con más demanda (soldadores, caldereros, tuberos, delineantes...), pero eso requiere un tiempo del que las empresas auxiliares no disponen. «Se necesitan 600 horas para formar a un buen profesional», asegura el secretario general de Asime, Enrique Mallón. Traducido a tiempo, eso significa no menos de un año. Las auxiliares, verdadera espina dorsal del sector, han empezado a librar una guerra sorda para garantizarse la mano de obra cualificada que necesitan. Celso Carnero, responsable de industria de Comisiones Obreras, confirma que cada vez son más las empresas que ofrecen complementos salariales para captar profesionales solventes, a los que en argot se conoce como pata negra. «Si pueden, se los roban unas a otras», dice.

Se trata de trabajadores con muchos trienios de antigüedad, que precisamente por su valía mantuvieron el empleo durante la crisis, incluso aunque su empresa echara el cierre, ya que alguna de las que lo esquivaron procuró hacerse con sus servicios. La mayoría engrosan las nóminas de las empresas que habitualmente subcontratan Armón o Freire, las dos factorías que, junto con Cardama, mejor han sorteado la crisis, ya que nunca dejaron de tener en cartera pedidos de nuevas construcciones.

Dicha garantía de trabajo también supone una garantía de fidelidad por parte de las auxiliares que, a la postre, son las que sacan adelante los pedidos, ya que los astilleros ponen el proyecto y las instalaciones, pero no la mano de obra como demuestra el hecho de que las seis factorías que hay que en la ría apenas reúnen una plantilla global de 500 personas. Las 5.000 que construyen los barcos las ponen las auxiliares.

Todas saben que las que trabajan para Armón, Freire o Cardama son los mejores caladeros para encontrar los profesionales que necesitan. Por eso la guerra de fichajes empieza a ser monera corriente en el sector. «En la vida no todo es dinero, yo no me muevo para ganar mucho seis meses y luego quedarme en la calle», afirma un pata negra que prefiere no dar su nombre. Ahí radica el quid de la cuestión según explican los sindicatos, que mientras Barreras, Vulcano o Metalships no engrosen sus carteras y garanticen estabilidad «no van a conseguir fácilmente la mano cualificada que necesitan».

Los sindicatos reclaman la convocatoria urgente de la mesa de empleo del sector

Los sindicatos con presencia en el naval están decididos a hacer cumplir el convenio del sector. Comisiones Obreras ha iniciado una ofensiva en ese sentido, que incluye la presentación de denuncias ante la Inspección de Trabajo. «Ya hemos presentado cuatro, pero denunciaremos a todas las que se salten el acuerdo», afirma el responsable de industria, Celso Carnero. En unos casos, explica, porque los empleados no disponen de la obligatoria credencial para trabajar dentro de los astilleros -«este es un sector en el que la seguridad es vital»-, en otros porque se paga por horas, sin limitar jornada, ni respetar descansos o vacaciones -«es una vulneración flagrante»- , y en otros porque se sobrepasa el número de horas extras y se pagan a un precio inferior al pactado, lo que provoca que las compañías que sí cumplen estén en inferioridad de condiciones.

Tanto Comisiones como UGT lamentan que la Administración no esté dando la talla. Recuerdan que siguen esperando que la Consellería de Industria responda a la petición que hicieron, a la que se sumó la patronal Asime para que se convoque la mesa de empleo del naval. «Es una irresponsabilidad que no nos hayamos sentado ya», afirma el portavoz del metal de UGT, Rubén García, que anuncia que si no se convoca antes de que termine el mes, «cambiaremos de estrategia y tendremos que forzar que se haga».