La guardiana de un sueño

M. V. F. VIGO

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Laura Alonso es la única superviviente del Celta que comenzaba hace seis años la travesía en Liga 2

12 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Laura Alonso (Vigo, 1993) ha vivido «de todo» en sus años en el Celta de baloncesto. La capitana saborea ahora el momento dulce de liderato del equipo en Liga femenina 2 y de formar parte de un grupo dirigido por Cristina Cantero que ha presentado una candidatura muy firme al ascenso, pero no olvida que comenzó su andadura a los diez años, se marchó una temporada en su estreno como sénior y llegó para ser parte desde el principio de la actual etapa, cuando las cosas eran mucho más complejas.

Alonso es la única superviviente del equipo que tras el descenso por motivos económicos quería comenzar un proyecto nuevo de futuro a largo plazo, sin prisas y con la idea de hacer las cosas bien para recoger el fruto cuando llegara el momento. «Es el proyecto en el que se sigue trabajando a día de hoy, de cantera y con el objetivo de devolver al equipo a la máxima categoría», recalca. Una meta que este año, con el inicio triunfal, está más cerca que nunca.

De los primeros años tras su regreso, Laura recuerda que todo era diferente. «Yo llegaba con mucha ilusión de volver a casa y para el club era una situación nueva», rememora. Lo mismo que para ella. El camino en este tiempo ha sido de crecimiento y aprendizaje constantes, tanto para la baloncestista como para el propio Celta. «Si pienso en el pasado, a nivel de club se ha dado un cambio radical en todos los aspectos para bien, sobre todo estos últimos dos años. Vemos cómo cada vez están más cerca esos objetivos que en su día se marcaron para un futuro lejano», celebra Alonso.

El momento actual contrasta con algún que otro momento «en la acuerda floja», tanto a nivel individual como colectivo. «Con el momento que estamos pasando ahora todo lo malo se olvida y se disfruta del presente. Pasé por momentos buenos y malos deportivamente, temporadas mejores que otras y altibajos también dentro de la misma campaña», sintetiza.

El hecho de permanecer mientras sus compañeras se iban marchando no ha sido algo que le haya marcado. «Decidieron tomar otros caminos, si no alguna estaría aquí seguro. A todos los cambios tenemos que adaptarnos: categoría, cuerpo técnico, jugadoras con las que compartes equipo... Son retos que se ponen cada año y para los que todo deportista debe estar preparado», reflexiona.

Este año, al límite

El buen momento del equipo coincide con una situación complicada para Laura, que ha encontrado la estabilidad laboral como enfermera y debe superar cada vez más obstáculos para compaginarlo con el deporte, aunque agradece las facilidades que le dan tanto en un ámbito como en el otro. «Voy cada vez más al limite, pero tengo que saber llevarlo porque es algo que yo elegí», comenta.

En ocasiones se ve forzada a faltar a los entrenamientos por sus obligaciones laborales «y eso a la larga se nota porque no estás al 100 %», analiza. Los turnos de mañana, tarde y noche la abocan a cambiar constantemente con los compañeros para poder ir a jugar. «Las semanas se me hacen duras y me gustaría ayudar más al equipo, pero intento sumar en lo que puedo en todo momento», señala.

Este curso los entrenamientos son más duros y «tienes que estar bien tanto física como mentalmente». Ahí reside el secreto de que las cosas estén funcionando. «Tenemos un buen grupo que quiere mejorar y al que le gusta trabajar. Al ser todas jugadoras nacionales o extranjeras que ya habían estado aquí antes y saben a lo que jugamos, algo que es muy importante», valora la también entrenadora de canteranas del club.

Tras el buen inicio, y con la experiencia que atesora a sus espaldas, Alonso es de las que defienden que lo último que deben hacer es confiarse. «Tenemos que seguir trabajando duro porque los frutos seguro que llegarán», expresa convencida. El planteamiento está claro: «Mantener la categoría es un objetivo claro, ir a la fase, lo que todos queremos, y el ascenso, palabras mayores en diciembre. ¡Ojalá, pero queda mucho!».