Pioneros vigueses en el pádel «sin red»

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Tres exjugadores del Amfiv crearon el primer club de este deporte en Galicia para discapacitados

06 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los integrantes del club vigués Sin Red de pádel en silla son, en palabras de su entrenador, David del Barrio, «personas acostumbradas a adaptarse a un mundo no adaptado para ellos». Por eso sus ganas y su entusiasmo contagiaron con facilidad al Vigo Pádel, al que tres deportistas discapacitados que entonces jugaban en el Amfiv de baloncesto en silla acudieron con la idea de encontrar un deporte que pudieran practicar en los meses del año en los que no hay competición de su otro deporte.

Un año y medio después, uno de ellos incluso ha cambiado la canasta por la raqueta. Porque los tres encontraron en Del Barrio al técnico que necesitaban: un monitor titulado para trabajar con discapacitados y, sobre todo, con las ganas de ponerse manos a la obra. «Ellos querían una alternativa deportiva y en Vigo no había ningún lugar donde practicar pádel. Con la ayuda de David, nos convertimos en el primer club de Galicia», recalca su presidente, Miguel Ángel Muñoz, pareja de una de las deportistas, Vicky, y habitual jugador en silla pese a no tener discapacidad porque «hacían falta cuatro y eran tres» para ir empezando a entrenar.

Recuerda Del Barrio que, «como le pasa a todo el mundo cuando empieza», al principio Vicky, Alberto Abalde y Nico no eran capaces ni de darle a la pelota. «Y ahora están empezando a competir a nivel nacional. Ha sido un año de aprendizaje mutuo para las dos partes, yo el primero», dice el entrenador. Porque el reto era completamente nuevo todos los que decidieron para encararlo. El técnico había trabajado con personas con síndrome de Down, pero no con afectados por lesiones medulares o que solo pueden caminar con prótesis, como es el caso. «Al final la dinámica del deporte es la misma, pero tienes que ir buscando ejercicios distintos, guiándote por sus inquietudes».

Aunque al principio la idea no pasaba por la competición, fue algo que surgió solo, como recuerda Muñoz. Empezamos con torneos inclusivos, en los que juegan juntas personas con y sin discapacidad, como el que organizarán estas Navidades, y de ahí fueron a más. «David fue quien les animó. Solo pensaban en un deporte alternativo como diversión, pero son gente que disfruta compitiendo y cada vez acuden a más pruebas», continúa.

Del Barrio parte de la base de que tratándose de personas con un marcado espíritu competitivo forjado en otras disciplinas, era un paso natural. «Es muy fácil trabajar con ellos. Son entusiastas del deporte, solo entrenando les faltaba la chicha de la competición», afirma el entrenador, que tiene la sensación de que recibe «mucho más» de lo que les da. Juntos han sido pioneros en Galicia, algo que no les enorgullece especialmente: «No presumimos de ser únicos. ¡Ojalá pronto seamos más!».

Variaciones mínimas con respecto a la dinámica habitual

El pádel en silla se juega por parejas, con la regla principal de que los componentes no pueden sumar más de cinco puntos de acuerdo con la clasificación médica que se realiza a cada jugador. «Se les da una valoración entre uno y cinco, en función de que sea un lesionado medular, alguien que con una prótesis pueda caminar... Va en función de la minusvalía», explica Muñoz sobre la norma que busca el equilibrio entre los equipos que compiten.

Además, se permite el doble bote -aunque no se emplea demasiado- y sacar por debajo de la cintura y no necesariamente por encima del hombro como en la modalidad convencional. Pequeños matices en un deporte que en Sin Red luchan por que sea para todos.