Contrasto y Pereira aún huelen a lindano

alejandro martínez O PORRIÑO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Los residuos del pesticida prohibido que se aprecian en la superficie preocupan a los vecinos

21 nov 2017 . Actualizado a las 21:10 h.

Los vecinos de los barrios de Contrasto y de Pereira, en O Porriño, llevan décadas viviendo bajo una auténtica bomba cancerígena. No lo supieron hasta el pasado mes de agosto y de forma casual, cuando el Concello abrió la carretera para meter el saneamiento. Los trabajadores desenterraron el producto tóxico que hace más de 40 años se utilizó para compactar el vial. Es lindano, un compuesto químico que fue empleado como plaguicida y que causa efectos adversos en la mayoría de las especies animales y en el medio natural.

Muchas personas que viven cerca del camino empezaron a tener problemas de salud cuando afloró a la superficie. También los operarios que estuvieron trabajando en la obra. Irritaciones en la piel, mareos o dolores de cabeza son algunos de los síntomas derivados de una exposición leve. Pero no se ha podido demostrar su relación con el lindano porque el Sergas carece de medios para poder detectar el pesticida en el organismo humano. «Los médicos no saben cómo actuar con nosotros, no saben si son agravamientos nuestros o tenemos el lindano encima», reconocía Eva Duarte durante una reunión de afectados el viernes en el Concello con la alcaldesa, Eva García de la Torre y técnicos de la Xunta.

La empresa Zeltia fabricó lindano entre 1947 y 1964 en su planta situada en Torneiros. Ecologistas en Acción estima que más de 1.000 toneladas de residuos generados en esa fábrica fueron vertidos en toda la zona. Una parte de ellos incluso se volvieron a emplear como firme para las carreteras. Es el caso de Pereira y Contrasto, que podrían ser solo la punta del iceberg. «Nos vendieron la moto. Lo trajeron como si fuera una cosa maravillosa», afirma Placeres Pérez, que lleva toda la vida viviendo en Pereira.

El Concello volvió a tapar las zanjas pero el lindano no ha desaparecido de la vista y el olfato de los vecinos. La empresa constructora movió grandes cantidades de tierra contaminada y quedan muchos restos en los bordes de la carretera y en los regatos. Es una gravilla de color blanco que desprende un fuerte olor. El lindano está también en el agua de los pozos. Los análisis han detectado presencia del pesticida en la mayor parte de ellos y no se descarta que la contaminación se extienda a todos cuando empiece a llover. Los habitantes llevan décadas consumiendo este agua, pero es a raíz de la reciente alarma sanitaria cuando la Xunta y el Concello han pedido a la población que no la utilicen para nada. Tampoco pueden consumir los productos de sus huertas.

Siete viviendas no están enganchadas a traídas vecinales libres de contaminación. Para ellos, el Concello ha habilitado un polideportivo municipal para que los afectados puedan ir a ducharse. Además les suministra de manera gratuita garrafas de agua potable para que puedan beber y cocinar con todas las garantías. En una de las viviendas afectadas ha instalado un depósito de 2.000 litros de agua. Es en la casa de Julia Dacosta. Cuentan con este suministro porque su hijo de 36 años tiene una minusvalía y no lo puede llevar al polideportivo para asearlo. Los dos pozos que tiene en su casa están contaminados. Uno lo cerró hace años porque el agua sabía y olía mal. «Hicimos el de barrena, pero ahora dicen que también está contaminado», decía Julia ayer.

Los vecinos no se han quitado de encima el miedo y la preocupación que sienten al saber que viven sobre un vertedero tóxico. «Huele que apesta. Yo ahí no salgo», afirma Eva Duarte en la puerta de su casa.

La Consellería de Medio Ambiente se ha comprometido a retirar el lindano. Los técnicos trabajan actualmente en delimitar la zona de afección, pero el proyecto no se terminará de redactar hasta finales de febrero. Los afectados pidieron compromisos por escrito para estar seguros de que se harán las obras. La alcaldesa prometió poner todo de su parte.