Un liquidador alega que reinvirtió 245.000 euros que le acusan de quedarse para sí mismo

E.V.Pita VIGO

VIGO

M.Moralejo

Juicio a un administrador de una constructora que está acusado de una apropiación indebida de una empresa que quebró

10 oct 2017 . Actualizado a las 11:46 h.

Un liquidador de una constructora quebrada ha alegado esta mañana en el juicio que reinvirtió 245.000 euros en una sociedad, suma que un socio le acusa de quedarse para sí mismo.

El juicio ha arrancado esta mañana en la quinta sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo. 

La Fiscalía pide cuatro años de cárcel para Manuel F.B., quien actuó como liquidador en el 2007 de la constructora Hespetoloma, sociedad que poseía un solar en Narón, por, supuestamente, haberse apropiado indebidamente de 245.000 euros que debía entregar a la empresa Bugallo Graña e Hijos en concepto de participaciones que le correspondían tras la quiebra. 

Así se había acordado en la junta general que aprobó la liquidación pero, según la Fiscalía, el ejecutivo se quedó todo el dinero con la excusa de que debía hacer cuentas primero con Hacienda. La Fiscalía replica que el acusado no tenía poderes para negociar con la Agencia Tributaria.

La acusación particular pide hasta siete años y medio de cárcel porque también acusa al liquidador de un delito de falsedad documental. Reclaman 600.000 euros por la cantidad adeudada y por los daños y perjuicios ocasionados porque, al no percibir dicha suma, se quedó sin liquidez y Hacienda le embargó bienes. Sospechan que el implicado usó los 245.000 euros para abonar una comisión en relación con la compra de un inmueble de un millón de euros en Leiro, en Ourense.

La defensa asegura que el acusado nunca recibió reclamaciones del denunciante salvo cuando el envió un mensaje de WhatsApp en el que le dijo: «¿Qué hay de mi dinero?». 

En el juicio, el implicado negó todos los hechos y explicó que, tras la liquidación, Hacienda reclamó dinero en el 2013 contra la empresa ya quebrada y que el Tesoro Público estaba embargando bienes a los socios, incluido al que ahora le denuncia, lo que supuso un estrangulamiento económico para todos los participantes. Por eso, los afectados le pidieron aquel dinero procedente de la liquidación.

El acusado se mostró sorprendido por la denuncia porque pensaba que iba al juzgado a oponerse al embargo de Hacienda y se encontró con la querella. Añadió que la relación con el empresario era cordial, incluso con felicitaciones navideñas. Asegura que el dinero que le reclaman lo había invertido en otra constructora, Urbania, algo que todos sabían. «Yo era el que hacía todo el trabajo y las operaciones, incluso adelantaba dinero, y ellos no hacían nada, solo cobraban; duplicaron su patrimonio durante la crisis mientras que yo perdí mi casa y me embargaron los bienes», dijo el implicado al tribunal. Añade que muchos negocios de promoción que tenían juntos salieron muy bien con grandes beneficios pero hubo uno que fue mal y vinieron los problemas.