Paleando al otro lado del mundo

VIGO

CEDIDA

El piragüista Perucho pasa unos días entrenando en Taipei con deportistas juveniles y sub-23

23 ago 2017 . Actualizado a las 14:22 h.

A sus 38 años, Carlos Pérez Rial, Perucho disfruta de una experiencia completamente nueva en su carrera deportiva. «La verdad es que nunca había vivido nada parecido», cuenta «al otro lado del mundo». Exactamente, a más de 10.000 kilómetros de distancia de su Cangas natal, en Taipei, donde aterrizó el pasado día 13 y permanecerá hasta final de mes. Allí ha acudido para entrenar junto con un grupo de jóvenes palistas juveniles y sub-23.

«Me escribió Antonio Pazos García, que es gallego y es su entrenador en Taiwán, y me preguntó si estaba interesado en ir. Tienen una subvención para llevar a un deportista a entrenar allí en verano dos o tres semanas», desgrana el que fue medallista olímpico. Inicialmente se lo tuvo que pensar. Se le vinieron a la cabeza en primer lugar los aspectos negativos de la aventura. «Pensé: ‘¡¡Buff, en la otra punta del mundo, muchísimas horas de viaje ?un total de 25? y una cultura y un clima totalmente diferentes!!’», confiesa. Sin embargo, al final esos mismos inconvenientes fueron estímulos para aceptar el reto.

El primer paso fue planteárselo a la Federación y a la Policía, cuerpo al que pertenece Perucho. «Al estar de acuerdo, pues me lancé a venir a vivir una experiencia nueva», recalca. Ahora, y todavía inmerso en su rutina taiwanesa, está encantado de haber dado el paso. «Entrenamos a las 6.30, así que me levanto una hora antes. Por la tarde tenemos el segundo entreno a las 15.30 y a las 18.30 ya cené, porque a las 19.00 ya es completamente de noche», relata.

Lo que más le llama la atención más allá de este detalle del anochecer es «la amabilidad de la gente y el ambiente que hay en la calle, donde come casi todo el mundo». En lo deportivo sí se topa con alguna dificultad añadida. «El río baja con troncos a veces y hay corriente, así que hay que tener precaución», señala.

Aunque entrenando es uno más, en realidad los chicos «están un poco flipados» con él a sabiendas que de puede presumir de una medalla olímpica. «Yo hablo poco inglés, aunque lo comprendo. Lo que ocurre es que ellos tampoco lo hablan, así que nos entendemos sobre todo con señas», indica. También aprovecha para darles algún que otro consejo a los entrenadores y a los chavales.

Aunque la principal meta con la que viajó es «disfrutar», esta estancia también le está ayudando en sus próximas metas deportivas. «En septiembre tengo el Gallego de veteranos y en octubre la Madeira Ocean Race», adelanta. Viene de ganar tres medallas en el Campeonato de España. Ahora afronta lo que viene con motivación renovada.