El albergue de Dignidad instala la cocina en una casa particular

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vazquez

La organización dio cobijo anoche a 40 personas sin hogar

30 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Lidia Aguayo calienta la leche para el desayuno y la cena de medio centenar de personas en su casa de la calle San Roque. Ha tenido que sustituir el cazo por varias ollas. Es hija del pastor evangélico Suso Aguayo, que ha visto cómo la Policía Local precintó la cocina del albergue de Dignidad en la calle Toledo por no garantizar la seguridad para los usuarios y los vecinos del inmueble. Pero el servicio que se presta a los sintecho no puede interrumpirse y, gracias al voluntarismo de colaboradores como Lidia, se puede seguir prestando una ayuda a las personas que se encuentran en una situación de marginación social. Suso Aguayo espera que en el menor tiempo posible se puedan solucionar los desperfectos de la cocina para que el Concello vuelva a autorizar su reapertura. Pese a que ya han sustituido el kit regulador de la bombona, «en este momento no podemos usar la cocina por el riesgo que entraña no tener una campana extractora», manifestaba ayer Suso.

A pesar de los imprevistos surgidos en las últimas horas, los voluntarios de Dignidad tratan de que no se altere la dinámica del centro. Más de 40 personas durmieron ayer en el albergue, dentro de un espacio amplio y ventilado en el que los usuarios pueden descansar de manera ordenada.

Fue posible gracias a que el Ayuntamiento rectificó mediante un decreto a última hora del viernes su decisión de cerrar el albergue que había comunicado por la mañana. «Estamos tratando de dar respuesta a las demandas técnicas y, a la vez, seguir dando el servicio, que es bueno para todos, hasta que haya una solución definitiva».

El responsable del albergue valora que desde la administración se tenga la mano tendida para arreglar la situación. Echar el cierre significaría, en su opinión, retroceder 15 meses en la labor social que vienen desarrollando. Afirma que necesitan medios. «No estamos en esta tienda por negocio, lo que queremos es que se cumpla el objetivo final de alcanzar la dignidad de todas las personas que atendemos», manifestó el párroco evangélico.