Arranca el juicio contra un asesor por quedarse 3,8 millones que debía desviar a paraísos fiscales

VIGO

E.V.Pita

El juicio durará cinco días y la acusación presentará pruebas del patrimonio acumulado por el implicado y sospecha que lo usó para comprar fincas y hacer promociones inmobiliarias

07 nov 2016 . Actualizado a las 13:27 h.

La Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo, ha iniciado hoy el juicio contra el asesor fiscal Ángel N.T. por los supuestos delitos de falsedad documental y estafa o bien por la apropiación indebida de 3,8 millones de euros que una granitera le encomendó desviar a cuentas bancarias en la isla de Madeira y el enclave chino de Macao entre el 2000 y el 2009. El dinero, según la acusación particular, lo habría invertido en compras de fincas en Nigrán y promociones inmobiliarias. Se enfrenta a siete años y medio de cárcel. El juicio durará cinco días y participan seis abogados, entre defensa, acusación particular y letrados de la responsabilidad civil.

Al inicio del juicio, la acusación particular incorporó un informe de un detective privado en el que revelaría «el patrimonio amasado» por el implicado a lo largo del tiempo. La acusación también recordó que el procesado ya fue condenado por delito fiscal en relación a una promotora de su entorno familiar cuya operativa era simular actividad mediante contratos de préstamo.

La acusación particular también ve mala fe procesal de la defensa por entregar tarde un informe pericial grafológico de la firma del cliente perjudicado y que es clave para el juicio por lo que pidió un receso para examinar los papeles.

El abogado de la defensa pidió la absolución e insistió en que una de las empresarias perjudicadas no tenía poderes especiales para interponer la querella pues no le fue otorgado por la junta directiva de la firma afectado. Es más, recalcó que dicha directiva tenía una «mala relación» contra el implicado y que actuó contra él «movida por una animadversión y enemistad».

La defensa también se pregunta cómo fue posible que el directivo que ordenó al asesor hacer transferencias y comprar dólares no llevase un control de los recibos y facturas. 

Además, el abogado señala que el acusado no estaba autorizado para cerrar operaciones por su propia cuenta sin la supervisión de su cliente.

Otra de las bases de la defensa es que el propio denunciante escribió un correo a una socia en la que admitía que el problema contra el acusado había sido resuelto porque «era todo un malentendido». Y recordó que el acusado fue absuelto en Vigo de amenazas leves y maltrato de obra contra el directivo perjudicado.

El abogado de la responsabilidad civil del acusado indicó que todos los bienes e inmuebles del acusado son de «legítima procedencia y obtenidos con fondos propios» y ajenos a una apropiación indebida.

El letrado de una asesoría de inversión en la que trabajaba el implicado aseguró que el dinero que entraba a esa entidad procedía de los préstamos de un banco a través de una póliza de crédito o de una ampliación de capital. Al final, el acusado se quedó con la sociedad.

El tribunal se retiró a deliberar sobre las cuestiones previas planteadas por los abogados, por lo que se retrasó la declaración del acusado.

Declaración del acusado

El acusado, el asesor fiscal Angel N.T., solo declaró ante el fiscal y su abogado y aseguró que él es inocente. Mantiene que no tiene «ni idea» de las cuentas opacas de su cliente en Madeira y Macao. Negó haber colocado dinero en paraísos fiscales y aseguró que se limitaba a cotejar facturas de la empresa granitera que hacía exportaciones a Europa. El presidente de la firma se reunía con él un día entero periódicamente, entre el 2000 y 2010, pero sólo tenían un trato profesional porque su cliente «no se fiaba de nadie».

El acusado relató al tribunal que el presidente de la granitera tenía una empresa en Suiza que comercializaba con España y que le encargaba a él que gestionase el dinero de los beneficios. Era un tema personal al margen de la granitera. El dinero se lo entregaba en metálico un empleado de la granitera dentro de un coche en Portugal, le firmaba un recibí y luego él iba a entregarlo en una sucursal de una caja de ahorros lusa en Valença de Minho. La razón de actuar en Portugal es que las oficinas del jefe estaban a sólo seis kilómetros, en Ribadelouro.

Pero el acusado no ingresaba el dinero porque desconocía los números de cuentas del cliente. Era el presidente de la granitera quien telefoneaba personalmente al banco portugués y decía en qué cuentas había que ingresar dicho capital. Luego, en un despacho el acusado entregaba el dinero y lo contaban. Los empleados del banco ya sabían en que cuenta tenían que ingresarlo y el jefe recibía el extracto para comprobar que el dinero había llegado a su destino. Al acusado no le firmaban ningún justificante de la entrega «pero yo me fiaba» y durante una década, en la que siguió llevando dinero, nadie protestó.

El acusado asegura que no sabe nada de las cuentas off shore de cuyo dinero dicen que se apropió. Argumenta que carecía de poder de decisión ni autorización para mover ese dinero. «El presiente no daba poder a nadie; ese señor no tenía a ninguna persona de confianza», dijo el implicado.

Replica que el presidente nunca le otorgó poderes para actuar ni su cliente quiso que lo acompañase a hacer gestiones en las cajas de depósitos de Portugal.