Los seguros del edificio que explotó en febrero aún no han reparado los pisos

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO

Emilio Cerviño

14 afectados dejan hoy el hotel en que estaban realojados al dejar de pagar el Concello

03 may 2016 . Actualizado a las 17:40 h.

Los 14 vecinos afectados por el edificio que explotó en San Salvador y que permanecían alojados en el hotel México desde hace tres meses han abandonado esta mañana sus habitaciones porque el Concello ya no corre con los gastos.Los perjudicados han ido dejando sus habitaciones a lo largo de la mañana y al mediodía ya no quedaba nadie. Aunque la idea de algunos era volver a vivir en sus casas, pese a que el edificio no cuente con la cédula de habitabilidad, al final muchos han optado por realojarse en pisos de familiares.

 

La inquilina América Mariño, que ha sido desalojada esta mañana del hotel México, ha vuelto a su piso alquilado en la calle San Salvador por su cuenta y riesgo ya que el edificio sigue en obras y carece de cédula de habitabilidad. La mujer y su hijo han ocupado la vivienda, que ya cuenta con agua, luz y gas, y están decididos a pasar la noche dentro. «No tenemos otro sitio adónde ir, mejor que estar en la calle estamos aquí», ha contado tras entrar en su vivienda, a la que las aseguradoras de su casero le han cambiado las ventanas dañadas y pintado las paredes.
Al menos, otros desalojados del hotel han ido a ver el estado de sus pisos pero no todos se atreven a pasar la noche.

En la actualidad el bloque carece de ascensores operativos. Instalarlos costará 5.000 euros y nadie quiere adelantar el dinero. Los vecinos apuntan directamente a la aseguradora del edificio Zurich por avanzar lentamente con las obras y pagar lo mínimo posible. Algunos se pagan el alquiler de su bolsillo y envían las facturas al seguro.

Pasados tres meses, la mayoría de los 21 pisos afectados disponen de agua, luz y gas y son habitables, al menos, los pisos del primero al quinto. Las escaleras ya están iluminadas pero algunos huecos de las ventanas están remendados con plásticos.

Las plantas sexta, donde se produjo la deflagración de butano y en la que murió el dueño, y la séptima siguen sin suministro de luz ni agua y con las escaleras dañadas. También sufre desperfectos el tercero B. Una bolsa de gas cayó desde el sexto piso al patio y reventó a la altura de su ventana. Tres meses después, la pared de la cocina está doblada y sujeta con tres vigas y los escombros siguen sin retirar. Carece de luz y agua. El inquilino de avanzada edad Pelayo Rubido no hace arreglos porque el casero le pide que él anticipe la mitad del importe de la obra.

Una vecina jubilada del quinto, Flora Sacau, ha retirado los escombros de su casa pero las grietas del salón y del baño siguen como el primer día, por lo que tampoco ve factible volver a vivir en su casa. Ella se paga su alquiler en otro piso de su bolsillo y le envía los recibos a su aseguradora Mapfre. «Cobré 1.100 euros y luego no me han pagado ni un centavo más», dice.

En los pisos inferiores, las condiciones son mejores y algunos vecinos se plantean volver. «Si nos echan a la calle no nos vamos a quedar bajo un puente, nos volvemos a esta casa aunque no tenga la cédula de habitabilidad», dijo ayer América Mariño, una inquilina que hoy, junto a su hijo enfermo, tendrá que hacer las maletas y marcharse del hotel.

«Zurich tiene a 21 familias tiradas en la calle»

Los vecinos están descontentos con el trato brindado por sus aseguradoras. El plazo para terminar los arreglos en el edificio era de tres meses pero, a día de hoy, los ascensores ni tienen puertas nuevas y las zonas comunes siguen con desperfectos. «Estamos tal cual hace tres meses, los arreglos que hicieron son parches, alguna ventana, solo obras dentro de las casas. De la ejecución de obra en el edificio en sí no hay rematado nada, solo quitaron los escombros, está como el primer día», dijo un afectado.

Las quejas se dirigen contra la compañía Zurich, la aseguradora de los elementos comunes del edificio. «El Ayuntamiento no te va a poner indefinidamente un hotel pero debe urgir o presionar a Zurich a terminar las obras en tres meses. Nos dicen que la culpa fue nuestra por ser tan buenas personas y pensar que iban a arreglar todo. Desde el principio, debimos haber presionado. Zurich no arregló los espacios comunes ni los ascensores, ha dejado a 21 familias tiradas en la calle. No quiso pagar para hacer estas obras en tres meses. Estoy flipando», dice un residente en el sexto, que no puede vivir en su casa porque el ascensor no tiene puertas y está averiado.

También critican a Fiatc, la aseguradora del dueño del piso que, supuestamente, provocó la deflagración en su piso.

Muchos de los 60 afectados viven en un piso de alquiler mientras duran las obras. Pero nadie esperaba tener que adelantarle el dinero a las aseguradoras. «Cobré 1.100 euros al principio y, según le entrego a la aseguradora mis recibos de los gastos, no me han pagado ni un centavo más. Yo estoy pagando el piso que me dijeron que alquilase. No sé por qué tengo yo, una jubilada, que ser la financiera de Mapfre, a la que abono una póliza de 490 euros al año. Estoy pensando en pedir un crédito, ellos tienen que estar pendientes de mí, este es el trato que estamos recibiendo», dijo Flora Sacau.