El Concello no envía agentes locales a vigilar obras de humanización

Juan Manuel Fuentes Galán
juanma fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Los propios obreros y personal de Protección Civil controlan el tráfico

27 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El Concello mantiene abiertos numerosos tajos en toda la ciudad para humanizar calles y avenidas, la apuesta principal del actual gobierno. En estas obras son los trabajadores de las empresas que las ejecutan los que se encargan de regular el tráfico y decidir donde se colocan las vallas que permiten circular, con dificultades, a los peatones. Este sistema se aplica también en los puntos más conflictivos, y en todos ellos es imposible localizar a un solo agente encargado del control del tráfico y de la seguridad vial de la zona.

Un recorrido por las tres principales obras iniciadas en la ciudad a lo largo del mes de febrero permite constatar la completa ausencia de agentes municipales dedicados a este cometido. El caso más llamativo es la humanización del tramo de la avenida de las Camelias que entronca con la plaza de América. Esta obra ha obligado a clausurar los carriles de Camelias en dirección a la plaza de la Independencia, desviando los vehículos de servicio por la Gran Vía. De esta forma, un carril descendente del bulevar se utiliza desde hace varias semanas para que suban los autobuses hasta González Sierra y que desde allí puedan callejear hasta las Camelias después de la plaza de la Independencia.

Pese a las dificultades que provocan los cierres de carriles y los cambios del tráfico en la vida ciudadana, la presencia de agentes es inexistente. Lo único que ha hecho el gobierno local es enviar una pareja de Protección Civil a la plaza de América, que se pasa la mayor parte de la jornada junto al punto más conflictivo: la esquina de la plaza con el carril de Gran Vía que ha cambiado de sentido.

En un reciente pleno, la oposición popular preguntó al alcalde por la ausencia de policías locales en las obras de humanización y al hecho de que haya sido sustituida por Protección Civil, pero evitó responder.

Y lo que ocurre en esta humanización se repite por toda la ciudad. Otros dos lugares donde resulta llamativo no ver agentes municipales son Rosalía de Castro y García Barbón. La reforma de sendos tramos de ambas calles avanza y cada vez son mayores las restricciones al tráfico y las dificultades para los peatones. Ayer, por poner un ejemplo, operarios de la obra se encargaban de regular el paso de los vehículos sin ningún policía que controlara dicha labor.

Policías en la rotonda de Coia

Al contrario de lo que ocurre en las obras de humanización, los agentes locales son omnipresentes en la reforma de la rotonda de Coia. Pasaba antes de que se colocara el Bernardo Alfageme, hace algo más de una semana, y también una vez que el conflicto se ha atemperado. La vigilancia policial se mantiene, pues, sin descanso las 24 horas del día.

En estos momentos el Concello está ejecutando las obras de reforma de la glorieta, un trabajo que se encuentra en su fase inicial. Allí siguen los operarios de la empresa y las hormigoneras que adaptan el recinto para el pesquero.

La presencia policial prácticamente ininterrumpida está a punto de cumplir tres meses, desde que en los primeros días de diciembre una asamblea vecinal decidiera paralizar las obras. Liderados por la denominada Asamblea Aberta de Coia, vetaron la instalación del Alfageme en protesta por el funcionamiento de los servicios sociales del Concello, los retrasos en la concesión de ayudas de emergencia y su escaso presupuesto.

Desde entonces la policía vigila el recinto día y noche, lo que implica la ejecución masiva de horas extras y dejar de lado otros servicios. En ocasiones puntuales, coincidiendo con manifestaciones o cuando el alcalde decidió desalojar la rotonda, han acudido decenas de agentes. El coste de la operación ha superado los 100.000 euros y todavía sigue en marcha.