Una relación de alta fidelidad

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

El músico compostelano afincado en Vigo, donde inicia el día 30 la gira de su nuevo disco en gallego, comparte caminatas desde hace diez años con su «basset hound», un animal tranquilo

25 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Marco Maril, rebautizado Apenino por Carlos Berlanga en su faceta como músico, tenía que tener un perro de grandes orejas. «Es para escucharte mejor?», que diría el lobo disfrazado de abuela Caperucita. En este caso, el que se lo diría, si hablase, es un primo lejano, bonachón y zalamero, del temido lupus canis. Es su mascota de ojos tristes, que se llama como el batería de The Beatles.

Ringo es un anciano basset hound que ha cumplido ya una década a su lado. El compositor santiagués, que reside en Vigo desde hace casi 15 años, reconoce que siempre le han gustado los animales. Durante su infancia en Compostela disfrutó de ellos en la finca de sus abuelos, pero hasta que se independizó nunca pudo decir este perro es mío. Y eso fue lo que hizo, compartiéndolo primero con su pareja y después, con sus dos hijos. Es uno más de la familia. «Antes no pudo ser porque a mi madre no le gustaba tener perro en casa. Ahora la comprendo un poco. Hay que ser poco escrupuloso con la limpieza y a la vez, dedicarse a ella con intensidad», admite .

El músico cuenta que siempre quiso tener un basset por su carácter. «Son muy tranquilos y a la vez muy tozudos, súper cariñosos y buenísimos con los niños. Los míos le hacen de todo, se le echan encima y ni se inmuta», asegura. A pesar de su apariencia sosegada, a Ringo no se le contenta con una vuelta a la manzana, ya que dentro de su raza pertenece a una línea de trabajo que reclama ejercicio constante e intenso. «Es lento pero tiene mucho fondo», afirma tras haber compartido con él cientos de caminatas por el monte y por la playa, aunque en invierno, por cuestiones climáticas, sus paseos son más urbanos.

Marco nació en México D.F., donde vivió hasta los tres años, cuando sus padres decidieron coger el camino de vuelta de la emigración. Mucho tiempo después, su traslado de la ciudad de Compostela a Vigo se produjo por motivos laborales. La música es su pasión y su trabajo como técnico de sonido es lo que le ha permitido explorar  con libertad  el pop electrónico sin preocuparse demasiado por la cuenta de resultados.

Hace dos años perdió su empleo y decidió convertirlo en una nueva posibilidad, la de trabajar por su cuenta y dedicarse con mayor tesón a Apenino. «Recuperé mi carrera con más fuerza, porque antes, entre el trabajo y la familia, no tenía tiempo de más», explica el compositor que también fue el artífice y mitad del dúo Dar Ful Ful, entre otros proyectos sonoros, todos ellos marcados por el gusto por las suaves melodías a flor de piel.

Diez años después de su debut con el álbum Bumerán, bumerán, a finales del 2014 sale publicado su cuarto disco, Viravolta, sorprendente voltereta lingüística en la que apuesta por el uso del idioma gallego. «Sucedió de forma muy natural porque lo hablo habitualmente y me encantó el resultado. Lo único que me fastidia es no haberlo hecho antes», reconoce añadiendo que sin considerarse políticamente nacionalista, reivindica la lengua y la cultura propia de Galicia. «Es una línea que pienso seguir explorando», avanza.

En el disco, que incluye  una canción dedicada a Lois Pereiro, Conversa ultramarina, también hay un par de temas en castellano, como una versión de La leyenda del tiempo, de Camarón, cantada por Mónica Vacas. «Me encanta el flamenco, aunque parezca que no me pega nada, pero soy muy ecléctico y tengo muy pocos prejuicios musicales. Esta era una buena forma de demostrarlo y un reto en muchos sentidos», explica.

El álbum se presentó en Madrid a finales del año pasado y la gira gallega, con el dúo Linda Guilala para las actuaciones en directo, arranca en Vigo el próximo viernes, 30 de enero, en la sala Playmóbil.