Los niños se jactaron por Whatsapp de ser los autores de los hechos, que afectaron al menos a tres turismos, una moto y un autobús
04 dic 2014 . Actualizado a las 01:42 h.Después de salir de entrenar con su equipo de fútbol, siete menores, con edades entre 12 y 17 años, se divertían lanzando piedras desde los pasos elevados de Vigo y Chapela. Dañaron cinco coches, una moto y un bus que pasaron por la autopista AP-9. Actuaron así durante una semana y contaron sus hazañas por el WhatsApp para presumir ante sus amigos, prueba que finalmente les ha delatado. La Policía Nacional de Vigo-Redondela los ha descubierto e identificado tras una semana de vigilancia con coches patrulla camuflados y agentes encubiertos, apoyados por la Policía Local.
La Fiscalía de Protección de Menores admitió ayer que, en su mayoría, los niños son inimputables porque tienen 12 y 13 años. Sus padres tendrán que pagar las indemnizaciones por los desperfectos causados a los vehículos, que pueden superar varios miles de euros, y por los daños morales o psicológicos a las víctimas, en caso de probarse su implicación.
El primer hecho se remonta a la noche del domingo 23 de noviembre, posiblemente cuando la pandilla volvía a casa tras reunirse. Unos vándalos lanzaron pedradas contra tres coches que accedían a la autopista AP-9 en la entrada de Isaac Peral. El primer conductor se sobresaltó cuando, al pasar bajo el paso elevado, un pedrusco astilló su parabrisas y alertó a la policía. El segundo que pasó recibió otro impacto en una ventanilla. El tercer incidente fue el más grave pues un padre denunció que un pedrusco casi hiere a su hija de 11 años, que viajaba en el asiento trasero. El objeto en caída libre hizo añicos una ventanilla trasera y la menor sufrió ansiedad varios días.
Patrullas de la comisaría y de la jefatura local rondaron por el barrio de Teis en los días siguientes para pillar a los desaprensivos. No obstante, volvió a haber más ataques, esta vez a dos coches, un autobús y una moto en el mismo acceso de la AP-9, pero por la zona de Chapela.
Primeros indicios
La primera pista saltó cuando, la noche en que fue atacado el autobús, la policía identificó a dos niños de 12 años que merodeaban por un puente de la autopista a las 21.30 horas. Los agentes sospecharon de los menores porque no era normal que anduviesen por la calle a la hora de la cena. Alegaron que vivían en una casa cercana y que venían de entrenar. En todo caso, se fijaron en un cristal de botella roto que daba indicios de que allí pudo haber un botellón. Los agentes descubrieron que guardaba relación con otros menores a los que buscaban y sacaron más pistas gracias a la colaboración de unos ciudadanos y así dieron con un sospechoso de 17 años y otro de 13. Los cuatro implicados eran amigos y coincidían en una pista de juegos y actividades de monopatín en el entorno del antiguo cuartel de Barreiro los fines de semana. Además, se veían en el campo de fútbol de Chapela, donde entrenaban tres días a la semana. Existe la sospecha de que, a la salida de los entrenamientos, la pandilla caminaba por la AP-9 de camino a Teis y lanzaban objetos. La policía también localizó a otro menor de 13 años, otro de 16 y un séptimo implicado. Sus horarios de fútbol coincidían con las pautas de los vándalos.
Otros vecinos contaron que sus hijos habían visto pasar a la pandilla a esas horas cerca de la AP-9 o que habían recibido los mensajes de WhatsApp.