El aire fresco del Meixoeiro

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

Mario González (desde 2013).
Mario González (desde 2013). M.M.< / span>

Hoy se cumplen 25 años desde la apertura del hospital. Quienes lo dirigieron reconstruyen la historia de un centro que nació para romper con la vieja sanidad

30 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Por una carambola, el Hospital Meixoeiro no se llama Hospital de Porriño. Vigo era la mayor área de Galicia y tenía 560 camas de hospital y el gobierno de la UCD planificó un hospital nuevo. Iba a tener cien camas y estaría en O Porriño. Pero a ese centro le ocurrió lo mismo que al nuevo hospital cuando Fraga lo lanzó en los estertores de su mandato: su gobierno perdió las elecciones y sus sucesores lo paralizaron para replanificarlo con unas expectativas más amplias. Hoy se cumplen 25 años desde que por primera vez entró un paciente en el Hospital Meixoeiro y La Voz reconstruye su historia a partir del testimonio de los que fueron gerentes de ese centro sanitario. Todos destacan que el hospital fue «un soplo de aire fresco» en la sanidad de Vigo. No solo por nuevo, sino por novedoso, porque ofrecía una cultura sanitaria diferente.

LA GESTACIÓN

«Fue un error de planificación». A Julio Cabrera el Gobierno de Felipe González le pidió en 1984 que planificase el Hospital Meixoeiro. «Tenía que suplir las carencias del área de Vigo y preparar la entrada de la alta tecnología», explica el hematólogo. Él era el director provincial del Insalud. Después se marchó a A Coruña como director para Galicia del organismo, pero pidió volver para acabar de poner en marcha el hospital.

Su jefe de gabinete era Cayetano Rodríguez Escudero. «Su creación fue tremendamente importante, porque supuso aumentar los recursos sanitarios de un área muy precaria y con un modelo sanitario muy ineficiente», dice. Aun reconociendo eso, la perspectiva del tiempo le ha dado otra visión sobre el Meixoeiro. «La planificación que se hizo fue un error», advierte. Se refiere a la división de la población de Vigo en dos sectores, el del Xeral y el del Meixoeiro, que con el paso del tiempo serían tres, cuando Povisa se hizo con parte de la asistencia. «La fragmentación de la población fue un error porque supuso la pérdida de oportunidades para disponer de servicios de referencia para el área y para toda Galicia. Había servicios duplicados y triplicados, pero ninguno con masa crítica suficiente como para tener tecnología y profesionales para superespecializarse y tener unidades de referencia», reflexiona, autocrítico, Rodríguez Escudero, que fue subdirector del Insalud cuando abrió el Meixoeiro. La decisión de fragmentar la población, explica, «se tomó en Madrid y aquí se aprobó». En la capital copiaron el modelo arquitectónico de un hospital del sur y, con el tiempo, resultaría un desastre. Para Cayetano Rodríguez, el edificio es «la metáfora de un modelo inadecuado».

LOS INICIOS Y EL MEDTEC

Desde la caseta de obra. Antes de que el Meixoeiro existiera, ya tenía gerente. Se llamaba José Antonio Souto y empezó a trabajar en medio de la obra, en la zona que sería la lavandería, en abril de 1989. «Queríamos demostrar que se podían hacer las cosas de otra forma, con una metodología innovadora y rompedora: azafatas para recibir al paciente, buena atención personal, menú a la carta, el periódico a todos los pacientes ingresados...», recuerda el médico, que hoy vive en Brasil y que abandonó la dirección del hospital en 1991, después de las transferencias del Insalud al Sergas.

El Meixoeiro bautizó a José Manuel González en el mundo de la gestión sanitaria. Fue el primer gerente nombrado por el Sergas y el que más ha durado. «Gracias al Meixoeiro, el área de Vigo pudo disponer de algo inexistente hasta aquel momento y que tuvo, y sigue teniendo una importancia capital: la cardiología intervencionista, la cirugía cardíaca y la radioterapia». Se pondrían en marcha dentro de la empresa pública Medtec desde 1996, cuya creación causó una conmoción entre los profesionales porque era otro modelo, con una gestión al margen del hospital y muchos vieron un desarrollo profesional. González, que fue el último conselleiro de Sanidade de Fraga, cree que el hospital se desarrolló mucho, pero admite que «se generaron muchas expectativas, tal vez algo irreales». Cuando el hoy gerente de Pontevedra dejó el Meixoeiro, en julio de 1996 se fue de gerente al Xeral, en un momento de competencia entre los dos hospitales.

José Fermín Troncoso tomó el relevo. «El médico mayor era el jefe de Urología [Juan Mata], tenía 50 años», dice. Medtec estaba recién nacido y, para él, «era buenísimo: servicio sanitario público, pero con ideas de gestión privadas, menos encorsetadas». En su época se empezó con la gestión clínica. «La pusimos en marcha en Farmacia y en Anatomía Patológica. Tenían un presupuesto y lo gestionaban ellos. Pero la consellería nos paró los pies».

LA CRISIS «ASPERGILLUS»

«Un hospital en crisis de identidad». Cayetano Rodríguez conocía bien el nacimiento del Meixoeiro, pero ya nada era igual en febrero de 1998. «El hospital estaba en una crisis de identidad, había quedado tocado con la implantación de Medtec», dice el que luego fue secretario xeral del Sergas en el bipartito. «[El conselleiro] Cochón me pidió avanzar hacia la fusión con el Xeral y hacia la integración funcional con Medtec», recuerda. Se empezaron los primeros pasos en esa dirección hasta que el verano lo rompió todo. En agosto, el gerente conoció los primeros casos de afectados por aspergillus. Seis personas operadas de corazón en un quirófano de Medtec murieron. Años después, la justicia no halló ningún culpable. Pero a Cayetano Rodríguez le tocó pagar el pato político y la Consellería de Sanidade, pese a la defensa de la plantilla, lo cesó.

El caso generó una honda herida en un hospital muy joven. Cirugía cardíaca se trasladó a Povisa. Los siguientes gerentes del hospital, Rubén Sanz (1999), Jesús Vázquez Almuiña (2001) y Carlos Paz (2003), tuvieron que gestionar la transición. Para Almuiña, médico de admisión que ahora es alcalde de Baiona, «la gestión sanitaria y la municipal se parecen mucho, un hospital es un pequeño ayuntamiento: tienes al vecino, o al paciente, muy próximo». Carlos Paz opina que cuando cirugía cardíaca volvió al hospital pasó a ser «un servicio más». Fue complicado, porque «había mucha conflictividad, pero fue un reto interesante». En el 2004, el Meixoeiro fue integrado con el Xeral en el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi), con la idea de que, quince años después de nacer, trabajasen juntos. «Teníamos mucho que ganar», dice Paz, último gerente del Meixoeiro.

LLEGA EL CHUVI

«Trabajaban de espaldas». Fue Manuel Sánchez, entonces gerente del Xeral, el encargado de la fusión. «El factor diferencial del Meixoeiro era la juventud de la plantilla, con mucho empuje», dice. El problema de la integración es que «el área estaba muy fraccionada, con hospitales que trabajaban de espaldas unos a otros. Hacía falta un cambio de cultura, no era integrarse por integrarse».

Lo que inició Sánchez trató de completarlo José Luis Díaz desde el 2007, que recuerda el «gran nivel técnico de muchas especialidades del Meixoeiro» frente al «estilo más avejentado del Xeral». Cree que siguió viviendo con dos hospitales que no acababan de asumir la integración. «El Xeral era el Xeral y el Meixoeiro era el Meixoeiro», resume. Estima que logró avanzar en la integración y en la planificación del nuevo hospital, que luego se replanificó varias veces.

Francisco Soriano llegó en el 2009 y se encontró en el Meixoeiro muchas ganas de trabajar «por los objetivos del Chuvi». «La relación entre los servicios de los dos hospitales había sido muy poca», dice, pero asegura que «los profesionales del Meixoeiro se implicaban en todo, eran muy colaboradores». Ese clima lo notó en que los médicos le pedían reunirse con él a menudo para implicarse en las decisiones. Se establecieron reuniones periódicas con todos los jefes de servicio que servían para intercambiar impresiones sobre el hospital mientras compartían un café. Los problemas estructurales del hospital se hicieron más acuciantes, cuando tuvieron que apuntalar ventanas porque se caían cascotes. «Teníamos pocas armas para solucionarlo».

EL FUTURO

«Una pieza fundamental». A Mario González, gerente desde el año pasado, le ha tocado definir lo que él considera «los próximos 25 años del Meixoeiro». Se refiere a la reorientación de las funciones del hospital, ahora que el nuevo de Beade está a punto de abrirse. Está previsto que absorba la cirugía ambulatoria del área de Vigo y sea un hospital para operaciones programadas, además de otros servicios. «A finales del próximo año y principios del 2016 se empezarán las grandes obras para prepararlo para el futuro, en el que será una pieza fundamental».