De residencia de monjas a club de alterne: la polémica está servida en Mos

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera MOS / LA VOZ

VIGO

El local es un inmueble situado en una zona residencial en Puxeiros.
El local es un inmueble situado en una zona residencial en Puxeiros. XOÁN CARLOS GIL< / span>

Gran despliegue policial en la inauguración de un local nocturno en Puxeiros que inquieta a los vecinos

05 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La nueva terminal de Vigo se inauguró el jueves por la noche en medio de un gran despliegue policial que sembró inquietud en Puxeiros. El club T-4 al que sus responsables llaman night hotel ha aprovechado el márketing gratuito que le han proporcionado durante años los vecinos de Vigo y Mos. Hasta ahora el hotel Peinador era conocido popularmente como la T-4. El nuevo local nocturno ha aprovechado el nombre oficioso de su competencia y lo ha convertido en reclamo.

La presencia de cuatro coches patrulla y otros vehículos camuflados puso en alerta el jueves por la noche a los vecinos del nuevo negocio, que está sembrando la controversia entre miembros de los partidos políticos y residentes de Puxeiros. Según el vecino Manuel Rodríguez, la misma noche de la apertura del local la Policía se llevó a dos mujeres sin documentación.

El establecimiento ha solicitado una licencia de cafetería y ya dispone de la de hotel porque fue un alojamiento normal hasta hace poco. Pero el edificio tiene un largo historial y hace quince años era una residencia de monjas. Se trataba de una congregación que no vestía hábitos y que realizaba una labor social por la parroquia, según recuerdan los vecinos de la zona.

Luego el establecimiento se transformó en la guardería Baby Lar, de la mano del colegio Lar, que adquirió el inmueble y a sigue siendo el propietario, según el protavoz del PSOE, Alfonso Parada. El centro para los más pequeños dio paso a un hotel y ahora, según ha denunciado el concejal socialista, se ha convertido en un establecimiento dedicado al «comercio sexual».

Parada, que pide su cierre, cree que se perjudica la imagen del municipio y convierte a la carretera que va al aeropuerto en la meca del «turismo sexual». También hay vecinos que están radicalmente en contra de la presencia del establecimiento junto a sus casas. Uno de ellos, Manuel Rodríguez, señala que «tengo dos hijas, no me parece bien que por un lado se enarbole al bandera de la igualdad y por otro se autoricen locales donde hay tipos que se lucran con las mujeres. Yo no lo admito».

Por su parte, Alberto Méndez, concejal del equipo de gobierno del Partido Popular, señala: «No se si el local es un club o no. Durante estos días pasados he estado trabajando en turno de noche así que he sido un poco ajeno a este asunto. El local puede estar abierto si cumple todo lo que tiene que cumplir y, si no, pues tendrá que cerrar».

El portavoz del BNG, Miguel Anxo Aldea, señala que «os puticlubes son unha porquería pero están cheos». Por lo que denuncia la «hipocresía social» con este tema. Para Aldea, «é unha vergoña ir por todos os sitios de Galicia e ver locais de este tipo. Habería que meter na cadea a todos os traficantes de mulleres».

El concejal nacionalista aclara, no obstante, que hay cuestiones que son más prioritarias en la política municipal y cree que el grupo municipal socialista deberían poner el punto de mira de su labor de oposición en otras cuestiones, como las sentencias de derribo pendientes de ejecutar.

Manuel Rodríguez, miembro del colectivo vecinal, señala que aunque el establecimiento ha solicitado licencia de apertura, «no sabemos si ya se la han dado o todavía no». Según este vecino, el local está gestionado por «una persona que estuvo vinculada en un día al club Barbarella de Vigo», que sufrió en su día un extraño incendio. Este tipo de antecedentes siembra preocupación en los vecinos.