La red de trata disuelta en Vigo se enfrenta a 20 años de cárcel

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO

La asociación por la abolición de la prostitución Faraxa se persona como acusación particular en el caso de las nigerianas explotadas

04 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La mafia de proxenetas descubierta en Vigo y que presuntamente se dedicaba a traer a mujeres de Nigeria para obligarlas a ejercer la prostitución en Europa podría enfrentarse a penas de 20 años de prisión. La asociación viguesa por la abolición de la prostitución, Faraxa, ha decidido personarse como acusación particular en este caso. Su abogada ya ha ultimado el escrito de acusación, en el que solicita estos años de cárcel para los cinco detenidos en esta operación por delitos de trata de seres humanos, favorecimiento de la inmigración ilegal y pertenencia a grupo criminal.

El juzgado de instrucción número 1 de Vigo ha dictado ya el auto de procedimiento abreviado, a la espera de que la Fiscalía también formule su escrito de acusación. La vista oral se celebrará con toda probabilidad a lo largo del próximo año. La sección quinta de la audiencia provincial juzgará de esta forma el caso de trata de blancas más importante resuelto por la Policía Nacional de Vigo. Los agentes lograron liberar a diez mujeres que habían sido vendidas por las organizaciones para explotarlas como mercancía sexual. Las víctimas eran coaccionadas por medio de técnicas de vudú con las que las tenían sometidas.

Tras recibir falsas promesas de trabajo, viajaban a la península, bien en patera, o bien avión con visado de turistas. Al llegar se encontraban con que la realidad que les habían prometido era bien distinta. Les obligaban a asumir deudas de más de 50.000 euros que debían pagar con el dinero que obtenían ejerciendo la prostitución. Posteriormente, eran vendidas a otros proxenetas de la red en países como Francia, Luxemburgo o Italia, donde veían que su deuda se incrementaba.

Las investigaciones comenzaron a raíz de las sospechas de que algunas nigerianas que ejercían la prostitución en calle Jacinto Benavente eran esclavas sexuales.

Vigilancia

Los seguimientos realizados por agentes de paisano pudieron determinar que había una mujer que ejercía de capataz y que mantenía una estrecha vigilancia sobre sus compatriotas que hacían la calle. Pronto averiguaron que la red tenía su base de operaciones en un piso de Teis, que estaba dirigido por un supuesto proxeneta afincado en Vigo desde hace seis años. La organización también disponía de otro piso en la calle Urzaiz, donde había al menos dos mujeres esclavizadas. Otro implicado operaba desde Redondela, donde fueron identificadas 12 personas. En la localidad de Vic, en Barcelona había un colaborador.