Sancionado con seis meses sin sueldo un operario del zoo por la fuga de un gamo

Juan Manuel Fuentes Galán
Juanma Fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO

Es el primer castigo por este motivo en Vigozoo, incluida la escapada del mono «Nano» hace cerca de dos años

10 sep 2014 . Actualizado a las 11:54 h.

La dirección de Vigozoo ha sancionado con seis meses de empleo y sueldo a un veterano operario del recinto, José María Alonso Abalde, quien también es el representante sindical de los alrededor de 25 trabajadores del organismo municipal. Al parecer, el motivo es su responsabilidad en la fuga de un gamo al no haber cerrado la puerta de su habitáculo y su posible implicación en la muerte de la tigresa Toska, algo que el afectado rechaza.

La sanción está en vigor desde hace más de una semana y Alonso ha puesto su caso en manos de un abogado para recurrirla por la vía judicial.

Con relación al caso del gamo, afirma que «cuando las instalaciones son deficientes existen posibilidades de fuga y también influye que no existan partes de incidencias cuando se produce un relevo». En este caso concreto se trata de un animal dócil que ni siquiera llegó a salir del recinto de A Madroa.

Con relación a la tigresa, asegura que está relacionado «con una mala planificación del trabajo por parte de quienes tienen esa obligación, y con una falta de coordinación». Destaca igualmente que los cuidadores no pueden utilizar los dardos tranquilizantes para sedar a los animales al estar en la clínica veterinaria bajo llave «y con ausencia total ese día del responsable de la misma».

Entiende este operario que en su caso se ha producido una discriminación «ya que ha habido otras incidencias más importantes y que generaron mayor peligrosidad para los visitantes del zoológico que no han dado lugar a la depuración de responsabilidades por la dirección».

El caso más conocido es la fuga del mono Nano, que se escapó hace casi un par de años de su jaula, supuestamente un recinto infranqueable, sin que pudiera evitarse. La escapada fue advertida por dos niños, que tras avisar a los operarios evitaron que pasara desapercibida. Sin embargo, Nano logró salir del zoo y se le perdió la vista. Un rato después una vecina de Candeán que paseaba a su perra se lo encontró de frente a unos cientos de metros y dio aviso. Allí se personaron trabajadores del zoológico y agentes de la Policía Local, que consiguieron reducirlo tras dormirlo con un dardo cuando estaba subido a un árbol.

Para Alonso fue un tema más relevante «por el esfuerzo que hubo que hacer y el coste de su captura». Asegura «que el riesgo de fuga del mono se había puesto en conocimiento de los responsables del zoo, sin que se tomase medida alguna. Y lo mismo ocurrió con la muerte de los ciervos que compartían alojamiento con otro vasectomizado, con la fuga de tres walabis y con la de una pitón reticulada que salió del terrario por los defectos estructurales del mismo».

Asegura que «de todos estos incidentes nunca se trató de encontrar un responsable, mientras que ahora se sanciona por algo nimio, sin riesgo para nadie, que no ha ocasionado daño alguno y a quien no tiene responsabilidad en los hechos».

El caso de la pitón es para el trabajador sancionado el más grave de todos dado el peligro de este tipo de animales, «y pese a ello llegó al pasillo y no tuvo consecuencias».