Un hombre de 79 años mata a golpes a su esposa, de 81, y luego se ahorca

E.V.PITA / L.C.LLERA PAZOS DE BORBÉN / LA VOZ

VIGO

Al. Vazquez

Un ataque de celos, posible móvil del crimen, cometido en Pazos de Borbén

30 jul 2014 . Actualizado a las 12:14 h.

La Guardia Civil de Arcade investiga si un vecino de Pazos de Borbén mató a martillazos a su esposa en su casa y luego se ahorcó en un establo. Según las primeras hipótesis, Andrés Fernández Barciela, un agricultor jubilado de 79 años, sufrió un ataque de celos y mató a golpes en la cabeza con un martillo a su esposa, Sara Fernández Camiña, de 81 años. El ataque habría sido por la espalda cuando ella estaba apoyada sobre un pilón de lavado. El cuerpo quedó tendido junto al lavadero, en una charca o poza. Luego, el marido fue al alpendre de su finca y se quitó la vida.

Los cuerpos fueron descubiertos a última hora de la tarde por la única de los once hijos del matrimonio que convivía con la pareja en la casa unifamiliar. Todo apunta a que el crimen ocurrió entre las 19 y las 20 horas de ayer. La vivienda está situada en el número 28 del barrio de Alvite, en la parroquia de Nespereira. Se trata de una extensa finca, a escasos metros del lugar donde se celebran las fiestas de Nespereira. En las cercanías está la panadería de O Cruceiro, que regenta uno de sus hijos. Allí nada sabían de lo acontecido.

El principal móvil que se maneja es una riña por celos, pero algunos vecinos tienen dudas sobre ello y recalcan que no conocían episodios violentos en la pareja. Taanto el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia como la Delegación del Gobierno indicaron ayer que no consta que la mujer hubiese presentado denuncia por malos tratos ni que el hombre tuviese antecedentes o denuncias por violencia doméstica.

Según testigos, el octogenario tenía una personalidad muy celosa y «pensaba que su mujer coqueteaba con todo el mundo». Al parecer, un nieto se quejó a sus amistades sobre los reproches que hacía el abuelo a la esposa, que la acusaba de ligotear continuamente. El matrimonio era muy viajero y solía hacer excursiones con la peña San Juan, integrada por 40 socios. Tenían planeado visitar en agosto la villa de Allariz, en Ourense. Hace unos días, uno de los peñistas falleció de muerte natural, por lo que la asociación se sumió en una honda tristeza tras perder ayer a otros dos miembros.

Incredulidad entre los vecinos

Algunos vecinos no dan crédito a lo ocurrido e insisten en que la pareja se llevaba bien. «Nunca escoitei que se levaran mal. Teñen moitos fillos e todos se levan ben. El tiña ciumes, pero iso foi cando eran novos, agora non. El andaba a traballar no campo co tractor e nunca se escoitou nada malo del, nin que fose un home agresivo. E ela era estupenda», comenta una parroquiana. Añade que la salud mental del hombre pudo haber flaqueado en los últimos tiempos, según le comentaron otros vecinos. «Disque el andaba mal da cabeza ultimamente e que por iso xa non collía o tractor», dice. En todo caso, «temos que esperar a saber toda a verdade do que pasou».

Nada hacía presagiar el supuesto crimen. Según testigos, la familia de los fallecidos se comportaba con normalidad en la víspera. Una de las hijas pasó por la panadería del hermano el día antes y trabajó con total normalidad sin comentar ninguna incidencia entre el matrimonio. Nadie vio signos de que la pareja de ancianos viviese en tensión.

Familiares, vecinos y allegados se congregaron ayer a las puertas de la vivienda donde ocurrió el crimen. El acceso a la casa quedó cerrado para que la Guardia Civil investigue el escenario de las muertes y recoja las pruebas existentes. Al cierre de esta edición, los agentes esperaban la llegada del juez de guardia para levantar los cadáveres. El de la mujer estaba en el lavadero, y el del hombre en el establo de la casa.

También acudió al lugar un equipo de psicólogos para atender a los familiares de la pareja.

Sara Fernández es la quinta víctima mortal por violencia doméstica en Galicia en lo que va de año. En España ya han muerto 32 mujeres en el mismo período de tiempo, según informó ayer la Delegación del Gobierno .

Tractorista

Andrés Fernández Barciela trabajó la mayor parte de su vida en la fábrica de cerámica de Pontesa, en Pontesampaio (Soutomaior). Al cerrar la factoría, continuó en exclusiva con la agricultura. El hombre estaba muy bien considerado entre sus vecinos por su habilidad como tractorista y recibía muchos encargos para arar las fincas de la parroquia. Continuó con ese tipo de actividad hasta hace poco tiempo. Gozaba de buena salud, según sus conocidos.