Un hostelero vigués reconvierte en mesas de terraza los contenedores de basura

María J. Fuente / L. Míguez VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Los recipientes soterrados, colocados ante su restaurante, estaban fuera de servicio

11 abr 2014 . Actualizado a las 13:35 h.

Podría ser merecedor del premio al emprendedor más imaginativo de la ciudad, aunque la iniciativa de Iván del Río fue fruto de la desesperación. A escasos metros de la delegación de la Xunta de Galicia en Vigo, en la calle Concepción Arenal, el hostelero fue capaz de reconvertir cuatro contenedores soterrados de basura en la terraza de su restaurante.

Todo empezó con la humanización de la calle, en el 2005, con motivo de la celebración en Vigo de la Volvo Ocean Race. Antes de iniciar los trabajos, los arquitectos le enseñaron los planos al empresario, quien advirtió que la ubicación de los contenedores sería más adecuada en la acera de enfrente, en lugar de ponerlos en la puerta de su establecimiento. En ese lado no existen negocios al lindar con el lateral del edificio de Aduana del Puerto. La sugerencia cayó en saco roto y el hostelero no solo se encontró con la desgracia de no poder colocar su terraza, sino con otra sorpresa que no se imaginaba. Los contenedores apenas llegaron a funcionar un mes y el resultado fue que al permanecer cerrados, los usuarios dejaban la basura al lado. Desde entonces y durante años la ocupación de Iván de Río no fue otra que la de trasladar los vertidos depositados junto a los recipientes, en la misma puerta de su local, a la acera de enfrente, donde están situados los contenedores tradicionales de color verde.

Cansado de aguantar malos olores y en vista de que los contenedores soterrados no se ponían a funcionar ni se adoptaba ninguna otra medida, Iván del Río decidió actuar por su cuenta. Los cubrió con unos cajones, que en la actualidad hacen las veces de mesas, a las que a su vez sumó los taburetes.

Los usuarios del entorno, la mayoría gente de negocios, califican la idea de genial y toman el aperitivo en la imaginativa terraza sin ningún tipo de reparo. Incluso alguna marca de bebidas ha plasmado su firma sobre los cajones.

«Me castigaron de por vida a no tener terraza y fue una forma de resolver el problema. Desde entonces nunca más me pusieron basura en la puerta», comenta el hostelero. Le sorprende que dejaran de funcionar tan rápido y que no se exigieran responsabilidades o garantías a la empresa, al menos que él sepa, máxime, dice, cuando calcula que costaron en torno a 170.000 euros. En su opinión, lo correcto sería tapar las bocas y recubrirlas de piedra, ya que en esa calle apenas existen viviendas y la mayoría son negocios. «Como no hay vecinos no pintan nada porque los sacos de basura de la hostelería no caben por las bocas de esos colectores», puntualiza Iván del Río. Pese a que la terraza lleva tiempo instalada, teme que le obliguen a quitar las cajas y que no se cierren las bocas de los colectores. El empresario no quiere enfrentamientos con los políticos, solo desea seguir luchando día a día con su negocio.

La eliminación de plazas de aparcamiento ya supuso en su su día un traspiés, tal como reconocen los hosteleros de la zona. Están convencidos de que muchos clientes prescinden desde entonces de parar en bares y restaurantes del entorno para evitar pasar por la caja de los párkings.