Lanzarlo desde Rusia supuso un ahorro del 50 %, pero también más riesgo
01 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El día 21, cuando se lanzó al espacio el segundo satélite desarrollado por la Universidad de Vigo, a José Antonio Vilán le saltaban las lágrimas, mezcla de emoción y de nervios. Una hora después, durante la rueda de prensa, el vicerrector de Transferencia del Conocimiento e investigador del proyecto todavía mantenía el gesto de preocupación.
-¿Por qué había más inquietud en este lanzamiento que en el primero?
-Porque el lanzador ruso Dnepr no es un lanzador al uso; es uno de los misiles intercontinentales desmantelados y ahora lo aprovechan para lanzar satélites y se hace a bajo coste.
-Entonces, no es de extrañar que aparecieran con el rostro desencajado.
-El lanzamiento fue mucho más arriesgado que el del Xatcobeo porque además, salíamos desde dentro de otro satélite nodriza que, a su vez, llevaba otros satélites. Necesitábamos que funcionase bien el sistema del cohete y que funcionase bien el nodriza para que nos lanzase.
-¿Cuánto ahorro supuso pasar ese mal trago?
-Es mucho más barato, ahorramos casi la mitad que si lo hubiésemos hecho a través de la Agencia Espacial Europea o de la NASA.
-¿Cuándo lograron respirar?
-Una vez puesto en órbita, cuando contactamos y hablamos con él, por decirlo de una forma sencilla.
-¿Cómo está el satélite de salud a día de hoy?
-Está perfecto de salud, pasa dos o tres veces al día sobre Vigo, ya ha pasado unas 25 veces. A las pruebas de comunicación responde bien, recupera energía y las baterías se comportan también correctamente. Lo peor ya pasó, todo funciona bien y estamos tremendamente contentos, nos abre muchas posibilidades para colaborar con otros países.
-¿Cuánta gente lo controla en la base terrestre de la Escuela de Telecomunicaciones?
-Tres personas. Los pases son de solo diez minutos, por lo que no es necesario estar de forma continua. De noche suele estar apagado porque así no usa las baterías.
-Tiene una vida útil de dos años. ¿Hay posibilidades de que se prolongue ese tiempo?
-Puede llegar a diez años. El Xatcobeo era para tres meses y lleva casi dos años.
-¿Y ahora en qué se trabaja?
-Vamos a tratar de realizar las misiones para las que está diseñado, comunicaciones de datos. Es el primer demostrador o prototipo de una constelación de satélites para hacer pruebas, aunque si funciona bien, será un satélite definitivo. De momento tenemos apalabrados nueve más, lo ideal sería llegar a 21. La red es nuestra y auspiciada por la ONU, cualquier otro satélite tiene que emitir como digamos nosotros, en nuestro mismo lenguaje.
-¿Cuál será el paso siguiente?
-Poner en tierra por diversas partes del mundo unas pequeñas tarjetas, muy baratas, valen unos diez dólares, y que son capaces de comunicarse con nuestro satélite. Por tanto, se pueden utilizar para enviar información desde el satélite a cualquier parte del mundo y también se comunican entre ellas. Por ejemplo, se leen datos en Australia y los podemos recibir aquí.
-Supongo que la primera tarjeta se colocará en Vigo. ¿Cuándo será?
-La fecha no se sabe aún, igual en un mes. Se colocará en la tierra, sobre un trípode y bien protegida de los elementos y de robos. Será algo parecido a lo que se hace con las estaciones meteorológicas.
-¿La misión humanitaria de este proyecto en qué puede ayudar a mejorar las cosas?
-Da servicio de comunicación de datos a países en vías de desarrollo, por ejemplo a los que no tienen cobertura telefónica. Puede haber una tarjeta en Senegal que envíe una señal aquí si hay una persona enferma o para analizar la potabilidad de los pozos de agua. También sirve para detectar terremotos, tempestades, viento, y para hacer seguimiento de animales como ballenas.
-¿Además de los fines humanitarios, puede comercializar los datos la Universidad?
-Solo si los beneficios redundan en la institución, al estar financiado el proyecto con fondos públicos.
-¿Cuál será el próximo proyecto?
-Queremos participar en una constelación japonesa, Uniform. Son satélites más grandes, con cámaras de alta resolución que permiten la detección temprana de incendios. Necesitamos ocho millones y aún no hemos conseguido todo. Nos gustaría mover voluntades en los Gobiernos de Galicia y Madrid.
José Antonio Vilán vicerrector de transferencia del conocimiento