La familia de Manuel Barreiro, hijo predilecto de la villa, acudirá hoy al homenaje al pionero del Ejército del Aire
15 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Baiona homenajea hoy a uno de sus vecinos más condecorados. Se cumple un siglo desde que Manuel Barreiro Álvarez voló a Marruecos, como parte de la primera unidad aérea que España envió a un conflicto bélico. El hijo de la villa es predilecto por decisión unánime de la corporación municipal y los actos de distinción se celebran esta tarde, a título póstumo. Capitán de ingenieros, piloto de entre los pioneros de la Aviación Militar Española, fue el primero de los Caballeros Laureados de San Fernando de la naciente Arma, que se convirtió mas tarde en el Ejército del Aire.
El reconocimiento de su pueblo arranca a las 19.30 horas con el descubrimiento de una placa conmemorativa en la fachada que hoy ocupa en hotel Pinzón y que fue la casa en la que Manuel Barreiro nació en 1880 y también fallecería en 1940. El general de división Miguel Moreno Álvarez, el alcalde, Jesús Vázquez Almuiña, y Guillermo Barreiro del Barrio, sobrino del piloto, serán los encargados de descubrir la placa. Esta parte rematará con el toque de oración La muerte no es el final del Ejército del Aire.
El escenario después será la capitanía marítima. Cecilio Yusta Viñas, miembro de número del Instituto de Historia y Cultura Aeronáuticas del Ejército del Aire (Shycea), ofrecerá en esta sala la conferencia El Laureado Manuel Barreiro, nuevo hijo Predilecto de Baiona. Al término de la ponencia, el alcalde entregará al sobrino de Manuel Barreiro el diploma distintivo de hijo predilecto. El general Miguel Montero custodiará una copia exacta, que depositará en el Museo del Ejército del Aire. El reconocimiento concluirá con las intervenciones de la familia y el alcalde.
La villa quiere premiar «el trabajo desinteresado de una persona cuya trayectoria personal y profesional es un ejemplo para la ciudadanía».
En su salida a Marruecos, en 19 de noviembre de 1913, el avión en que hacía un reconocimiento fue alcanzado por un tiroteo enemigo. Tanto él, como el teniente Julio Ríos resultaron heridos pero soportaron el resto de la misión hasta que cumplieron su cometido. Con su compareño, dio así a la Aviación lo que se conoció como su Bautismo de Sangre.