Imposible aparcar en las playas

María Jesús Fuente Decimavilla
María Jesús Fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

En el arenal de O Vao el descontrol de los estacionamientos de coches todavía es mayor .
En el arenal de O Vao el descontrol de los estacionamientos de coches todavía es mayor .

La falta de párkings en los arenales vigueses y de un servicio directo de transporte público obliga a los usuarios a madrugar cada vez más para lograr estacionar el vehículo

09 jul 2013 . Actualizado a las 15:34 h.

Maurizio, Norma y Cipriano son tres turistas italianos de paso por Vigo que ayer se desplazaron a Samil para conocer las playas viguesas, de las que en Santiago les habían hablado muy bien. El desplazamiento lo hicieron en taxi desde el centro de la ciudad, con la idea de que los arenales se encontraban mucho más cerca. «No vimos ningún cartel que indicara los kilómetros que había desde el centro a la playa y el taxi nos costó casi doce euros; si lo llegamos a saber vendríamos en autobús, que es lo que haremos al volver», explica a duras penas uno de ellos.

Samil no les ha defraudado, sobre todo, la zona de arbolado. La única pega para ellos es el exceso de gente y de coches.

Sorprendidos por la meteorología, preguntan si la gente no se desplaza en moto o en bici. No han visto aparcamientos para este tipo de vehículos en la playa. Otra cuestión que se plantean es dónde aparcan los coches que siguen llegando si está todo lleno.

Para no tener que enfrentarse a este problema, la familia y los amigos de José Manuel Rodríguez desembarcaron en Samil a las nueve y media de la mañana. Llegaron de Ribadavia y A Cañiza con todos los bártulos a cuestas y no pueden permitirse el lujo de caminar kilómetros. Ahora que están de vacaciones prefieren desplazarse en día laborable, porque los fines de semana aún tienen que madrugar más para encontrar aparcamiento y mesa. «Algunos domingos llegamos incluso antes de las nueve, si no, te expones a no encontrar sitio donde quieres», comentan.

Lo mejor para ellos es la sombra que tiene esta playa, lo que les permite comer a cincuenta metros del agua. Lo peor, el aparcamiento, que se satura muy temprano.

Si no, que se lo digan a Belén Alfonso, que tuvo que dar dos vueltas por la avenida de Samil para aparcar pasadas las once y media. «Eso, un lunes», comenta la joven. Dice que cada vez tiene que ir antes y que, como siga así, tendrá que madrugar para ir a la playa. Va con su coche, porque el autobús no le convence.

«Tiene muchas paradas y cuando llegas ya se te ha pasado media mañana», explica. «Unas veces de mueres de calor y otras, te congelas, según el conductor», añade.

La ausencia de un servicio directo de lanzaderas es uno de los inconvenientes más repetidos por los usuarios de las playas viguesas. Aunque la empresa de transporte público Vitrasa amplía el servicio durante los meses de verano, sin embargo, para muchos vigueses no es suficiente. No solo opinan que debería mejorar y hacerlo más eficaz, sino que también se muestran partidarios de que se publicite más.

Buena parte de los usuarios de las playas viguesas proceden de otros municipios para los que resultaría muy cómodo un aparcamiento disuasorio en las entradas de la ciudad. Lo más eficaz sería dejar en ellos el vehículo particular para continuar en un buen transporte público hacia las playas.

Casi la mitad de los usuarios de la playa de Samil proceden de otras localidades, de ahí la importancia del transporte y estacionamiento.