En los años 80, bajo el azote de la crisis, con Vigo declarada «Zona de Urgente Reindustrialización» (ZUR), Coia vivió un deterioro social catastrófico. Algo influyó que, a un número astronómico de viviendas, no se respondiese con dotaciones y servicios. Los bajos de los edificios estaban vacíos. Y, entre sus columnas, la droga cabalgó, arrasándolo todo. La calle Marín, que llegó a ser noticia en toda España, fue un ejemplo de esta época negra, con impensables índices de delincuencia.
Hoy Coia ha pasado su niñez, adolescencia y juventud. Acaba de cumplir cincuenta años. Sus vecinos se han hecho también mayores y hoy la gran reclamación son ascensores. Es un barrio apacible, con zonas verdes, céntrico y con buena calidad de vida. Quién lo iba a decir de aquel polígono que nació hace medio siglo...