El historiador Manuel Santos reinterpreta el origen de la ciudad y dice que su nombre es de la Edad Media
28 feb 2013 . Actualizado a las 20:56 h.Ni Vicus Spacorum ni Vicus Helleni. El Vigo romano se llamaba Burbida. Era un importante puerto comercial, una ciudad extensa y próspera, con industrias de salazón y rodeada de villas residenciales. Estaba situada en la Vía XIX, de Brácara Augusta a Astorga. Y se arruinó en el siglo VI, tras el desplome del Imperio, al punto de desaparecer. La denominación Vigo no es de origen romano, sino medieval. Vicus se llamó a la aldea que se fundó más tarde en el entorno de la iglesia de Santiago.
Esta tesis, que revoluciona la historia local, es el último estudio del arqueólogo Manuel Santos, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que recoge en su trabajo Arqueoloxía dun topónimo: o nome do Vigo romano, que saldrá publicado la próxima semana en la revista Gallaecia, de la Universidad de Santiago de Compostela.
El estudio logra encajar los descubrimientos de las últimas excavaciones arqueológicas en la ciudad. «El puzle no tenía sentido», explica Santos, «Vigo es el sitio de Galicia con más restos arqueológicos romanos, después de Lugo, y era imposible que fuese un vicus, una aldea».
El casco urbano del Vigo romano iba desde el Casco Vello hasta Isaac Peral, y desde O Castro a García Barbón. Era grande. Y se han hallado industrias de salazón, cementerios, además de lujosas villas como la de Toralla. Faltan los edificios civiles, pero se sospecha que sus piedras fueron aprovechadas en construcciones posteriores. Además, en el Areal se han hallado grandes depósitos de ánforas modelo Haltern 70, el estándar del Imperio para el comercio a gran escala. Y el ungüentario bizantino hallado en 2003 muestra que los vigueses romanos se permitían lujos como importar perfumes desde Oriente. ¿Cómo encajar esto con la idea de un vicus, una aldea? «Era imposible que una ciudad así no apareciese en los documentos ni tuviese buenas comunicaciones terrestres, a través de vías romanas», explica Santos, «tan increíble como que nadie la pudiese llamar vicus».
El investigador del CSIC halló la clave en el Itinerario de Antonino, el popular documento que describe las vías romanas en el siglo III, durante el mandato del emperador Caracalla. Allí aparece la Vía XIX, que recoge el siguiente recorrido: Tude-Burbida-Turoqua-Aquis Celenis. Hasta ahora, se identificaba estas poblaciones con Tui, Borbén, Pontevedra y Caldas de Reis. Pero Santos sostiene que Burbida es Vigo. «No hay restos romanos en la zona de Pazos de Borbén y nada apunta a esa zona, salvo el parecido del nombre de Burbida con Borbén», explica el investigador. Además, el Itinerario de Antonino está considerado una especie de guía para comerciantes, un libro para los «viajantes» del Imperio Romano. «¿Cómo no iba a aparecer aquí Vigo, si era un puerto de primer orden, con una gran industria y comercio?», se pregunta Manuel Santos.
Su respuesta es que Vigo era Burbida. Y apunta el trazado de la vía XIX, que entraría en la ciudad desde una portela situada en Peinador, donde se ha hallado un miliario romano. El camino se desviaría allí hacia el puerto vigués, entrando en la ciudad por la actual avenida de Madrid y bordeando O Castro por la zona de Marqués de Alcedo. En la hoy plaza de Santa Rita, tras el Hospital Xeral, estaría el cruce entre la vía romana de entrada y la de salida, que seguiría por O Calvario hacia los montes de Redondela. Todo este trazado está sólo en el terreno de la hipótesis.
Lo seguro es que los números de Santos encajan y resuelven un antiguo problema del Itinerario de Antonino: las distancias no coincidían con las actuales poblaciones. Pero, situando Burbida en Vigo, son las 16 millas romanas que señala el documento, esto es poco más de 24 kilómetros. Manuel Santos apunta que Turoqua no debería ser Pontevedra sino Castro da Peneda, donde ya Filgueira Valverde encontró restos latinos.
«Vigo era Burbida, no hay otra opción», concluye el historiador del CSIC. La duda, entonces, es: ¿Cuándo aparece el nombre de Vicus? La respuesta la encuentra en el siglo VI, tras la caída del Imperio Romano. «En Galicia hay varios lugares llamados Vigo y todos los nombres proceden de la Alta Edad Media; ninguno de la época romana», señala Santos. Según la tesis del historiador, Burbida colapsó en el siglo IV, al igual que el resto del Imperio. El comercio cesó y, con él, la industria de la salazón. Los suevos impusieron una sociedad más rural. Y Burbida fue abandonada.
Los habitantes se asentaron por el Val do Fragoso y, en torno a la iglesia de Santiago de Vigo, en las faldas de O Castro, surgió una pequeña aldea a la que se llamó Vicus. «Ese es el vicus que da nombre a la ciudad y no el romano», concluye Santos. Porque Vigo nació como Burbida, una importante urbe romana que rompe todas las teorías anteriores sobre el origen de la ciudad.