Noche de pasión con la Pantoja

b.r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

La popular cantante entusiasmó al público vigués en un caluroso recital

13 may 2012 . Actualizado a las 10:52 h.

La ventaja que tienen las folclóricas respecto a los toreros es que ellas ya tienen ganadas las dos orejas, el rabo y la vuelta al ruedo antes de empezar la

faena. Da igual si tienen un mal día, la peineta torcida o el alma marchita. El toro que se les va a poner delante siempre es manso. Solo se convierte en bravo cuando se emociona y grita precisamente eso: bravo, bravo, bravo y olé. Así fue, una vez más, ayer, cuando Isabel Pantoja salió al escenario ya tenía al respetable rendido a sus pies. La tonadillera más auténtica que queda tras la desaparición de la más grande, o sea, Rocío Jurado, llegó dispuesta a entregarse a su público en Vigo tras siete años

de ausencia. Desde entonces la historia ha cambiado mucho, ya que por aquella época tenía a Julián Muñoz como compañero y el exalcalde andaba entre bambalinas por el escenario de un Centro Cultural que también ha cambiado, al menos, de nombre.

Pero volvamos al presente, que ya es ayer, en el recinto ferial vigués que acogió el último espectáculo de la artista que llegó tras dos llenazos con éxito arrollador en Madrid y Barcelona. Había mucha gente calentando motores horas antes a las puertas del auditorio, aguantando un calor y una emoción contenida que se desató en cuanto la estrella hizo acto de presencia y sonaron los primeros acordes. El calor ya venía hecho, pero la emoción se multiplicó por cuatro en el concierto hasta convertirse en bochorno.

Entre gritos de guapa, artistaza, eres la mejor y otros piropos, la Pantoja fue desgranando un repertorio que los espectadores disfrutaron acompañándola como en un karaoke.

Empezó el recital con media hora de retraso gritando ¡Viva Vigo! y arrancó con el tema Con la gente que me gusta (en la que dice que le gusta la que le mira de frente) para luego continuar con otros como el simpático Isabel, yo me llamo Isabel (por si alguien no lo sabía). Después se oyeron temas que desataron el delirio, como Así fue, Se me enamora el alma o Marinero de luces, junto a otras menos conocidas como las del disco de rancheras con canciones de Juan Gabriel que publicó hace dos años y hasta los anunciados arranques más folclóricos con cuadro flamenco, que acercaron la parte más racial de la tonadillera. La Pantoja, que se empleó con temperamento, hizo disfrutar al público, que lo pasó pipa. En las gradas, bastantes sillas vacías y ambiente tibio de hangar desangelado, pero con la organización contenta tras despachar casi 4.000 de las 5.000 entradas a la venta. Además de la entrega de la Pantoja lo mejor del espectáculo estaba frente al escenario, con el desparpajo de las señoras que le decían de todo, desde «eres cojonuda» a «viva la madre que te parió».

Marisco para cenar

Después del show le esperaba un banquete con marisco y pescado de la ría en El Soriano. Buen plan para rematar otra noche de gloria.