«Hice el catastro de Vigo hace 50 años»

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

El topógrafo madrileño midió todas las fincas de las grandes ciudades gallegas

26 mar 2012 . Actualizado a las 08:00 h.

Llegó a Galicia hace casi medio siglo desde Madrid, su ciudad natal, para hacer el catastro de todas las ciudades gallegas. «Yo hice el catastro de Vigo hace 50 años; cuando vine a hacer los planos topográficos el ayuntamiento era tan humilde en la plaza de la Constitución que no había un sitio decente para poner al topógrafo», explica Enrique Font de las Pozas. Su misión era medir las propiedades, clasificarlas e identificarlas. Posteriormente, más o menos, a los seis meses, Hacienda cobraba a los propietarios.

Como el Concello no tenía espacio para mostrar al público toda la documentación, habilitó un local municipal que su suegro, Luis Ronquete, le había alquilado con anterioridad en la calle Carral.

«Mi suegro tenía allí aparejos de pesca, como redes, y algo de alimentos».

Una vez concluido el plazo de exposición pública de las propiedades, Enrique se quedó en el establecimiento de Carral, donde continúa en la actualidad y al que considera el rincón de su vida. Es en este diminuto espacio donde elabora maquetas de barcos en madera con gran meticulosidad y una paciencia infinita.

Aprendió el oficio en Tarragona al mismo tiempo que hacía prácticas para la medición de propiedades.

«Estudié topografía en Madrid, pero no te enseñaban a clasificar las fincas, prados o viñedos; entonces me mandaron a Tarragona a aprender, eché seis meses y regresé de nuevo a Madrid», explica, mientras continúa encajando una de las piezas de un barco.

Al lado de donde él trabajaba en Tarragona había un astillero que se dedicaba a la reparación de barcos de vela al que Enrique no le quitaba ojo. Desde entonces ha conservado el gusanillo que lo mantiene vivo. Eso, pese a sufrir un traspiés de salud que le obligó a apartarse de la afición una temporada. «Cuando vine a Vigo en mis ratos libres iba al náutico con los Massós y allí hacíamos maquetas de barcos de guerra; ahora los hago de vela y algunos, dentro de botellas; quizás soy uno de los pocos que hacen estos últimos; los he hecho para Francia e Italia».

Sus embarcaciones han llegado también a museos como el de Pontevedra y Bueu. «En este último se muestra el barco en el que llegaron los Massó».

Reconoce que la venta de maquetas se ha resentido también con la crisis y que nunca se hicieron tan pocas «porque la gente tiene más cosas que comprar que detalles artesanales». Sin embargo, su tienda de Carral sigue siendo todo un referente para los turistas y un lujo para épocas como las actuales, donde la manufactura ha sido sustituida por productos en serie.

Su delicado trabajo no tiene precio, teniendo en cuenta las horas que le dedica. Ni el frío del invierno le arredra: «Cierro la puerta y estoy abrigado», comenta tras añadir que, además, tiene una hija doctora. Lo único que le molestan son las pintadas de la fachada.

Enrique Font de las Pozas

Maquetista naval

Su tienda de la calle Carral

Madrileño de nacimiento, a estas alturas Enrique Font ya es un vigués de adopción con mucha historia de la ciudad a sus espaldas. Si tuviera que partir el corazón lo haría en tres pedazos distribuidos entre Madrid, su tierra natal; Cataluña, de donde era su padre, y Galicia, en donde ha residido la mayor parte de su vida. «Mi bisabuelo fundó el barrio de las Pozas, encima de Preciados», explica orgulloso.