Cien pisos y 40 clubes de prostitución

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

Un estudio constata que más de 500 mujeres ejercen en Vigo y entorno, pero estima el doble

20 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Que las calles de Vigo no son ya el escenario preferido para ejercer la prostitución lo demuestran los escasos espacios que son ocupados a día de hoy. Que se sepa, la zona de Beiramar y lo que queda de A Ferrería.

Por el contrario, el número de pisos dedicados en Vigo y su entorno a esta misma actividad se calcula en más de un centenar y en torno a cuarenta los clubes, según un estudio elaborado por la socióloga y profesora de la Universidad de Vigo Silvia Pérez Freire, quien advierte que podría haber otras 50 viviendas no controladas.

Todas estas opciones aglutinan en torno a unas 550 mujeres que se haya podido constatar en el estudio, aunque se estima que puede haber otras tantas sin localizar. De ellas, solo una treintena ejercen en la calle.

En comparación con estas cifras, el número de hombres que dedican su tiempo a esta actividad es prácticamente insignificante, entre 25 y 35, destinados a clientes del mismo sexo o a parejas.

Sin embargo, los estudios realizados por esta misma profesora no han detectado la existencia de prostitución masculina ni femenina destinada a mujeres, lo que hace suponer que tampoco hay demanda.

«En Vigo es un negocio de unos pocos, cinco o seis, que lo acaparan todo; luego está la gente de menos recursos o varias mujeres que se juntan y montan pisos con poca actividad, porque esta va ligada a los proxenetas con un estatus social alto y muy relacionados; algunos tienen al mismo tiempo negocios de drogas; además muchas empresas de Vigo blanquean el dinero de la prostitución y las drogas», explica Silvia Pérez, quien lleva años dedicándose a este tipo de investigaciones. Destaca que la gran influencia del proxeneta de «cierto nivel» tiene que ver con sus amistades y conexiones en el mundo empresarial y policial.

En la actualidad, la mayor parte de las mujeres que ejercen la prostitución en Vigo y su entorno son inmigrantes de entre 19 y 26 años, procedentes de países empobrecidos y con cargas familiares. La mayoría de ellas trabajan en clubes, hasta el punto de que en un solo local pueden llegar a juntarse ochenta.

Buena parte de los clubes están situados en entornos de las zonas industriales, de ahí que proliferen en las inmediaciones de O Porriño y Mos, aunque también se aprovechan las proximidades de dependencias muy frecuentadas como los juzgados o algunos centros comerciales de referencia.

El centro

La socióloga viguesa ha constatado también la existencia de pisos de este tipo en el centro de Vigo, en concreto en la calle del Príncipe y en López de Neira, además de chalés de alto nivel y clubes en otras zonas del casco urbano.

«Cada modalidad tiene un sistema de negocio asociado, ligado a la práctica sexual; en los clubes es donde se da el mayor grado de explotación», comenta Silvia Pérez. De hecho, dice, en estos locales la actividad es frenética, de cinco de la tarde a cinco de la mañana, las mujeres asumen el papel de máquina sexual, la finalidad es hacer caja, de la que ellas se llevan un tanto. Además, no es de extrañar que tengan que pagar lo que se llama la plaza, que les obliga a trabajar 21 días al mes. En caso de fallar alguna de estas jornadas, se ven en la obligación de abonar un tanto al dueño del club, aunque no hayan trabajado.

Se da el caso de algunos locales que no cobran los dos primeros pases (como se conoce en el argot). Otras veces imponen sanciones a las mujeres si dedican más de media hora a un mismo cliente. La mayoría de ellas recurren a las drogas para aguantar semejante ritmo. «La cocaína está presente en todos los clubes, no conozco ninguno que no tenga suministrador», añade la socióloga.

Aunque el precio medio por servicio oscila entre 30 y 60 euros, la crisis ha provocado una caída hasta el punto de ofrecerse algunos por diez euros.