La próxima escuela de Anantapur se cuece en Gondomar

VIGO

28 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

1 No sé cómo serán las fiestas en casa del embajador, pero seguro que ni la mitad de entretenidas que las de A Pousa, es decir, la casa de Donatienne Theytaz. Y, sobre todo, ni punto de comparación de solidarias. Los dominios gondomareños de esta suiza de nacimiento y gallega de adopción, se convierten tres veces al año en punto de encuentro de gentes comprometidas con la causa de la Fundación Vicente Ferrer. El pasado fin de semana se celebró una de esas citas, que bautizaron como Fiesta del Pan. En eso terminaron convertidos los 60 kilos de centeno recolectados el pasado junio en las fincas que rodean A Pousa.

Los que más disfrutaron fueron los niños. Pensando en ellos y en lo divertido que les resultaría embadurnarse de harina, se organizó un taller de panadería, en el que ejerció de maestro de lujo César Lema, que también se encargó de elaborar la media docena de bollas que, en favor de la causa, se subastaron entre los asistentes.

Un gran acierto fue la elección del maestro subastador. Javier Viana puso su verbo fácil y hasta un punto de espectáculo con vivencias personales que animaron especialmente la puja. Se nota que la anfitriona conoce bien sus méritos como comunicador. «No sé decir no a nada que me pida Dona», explicaba Javier.

También le dieron el sí Jacomina Kistemaker y sus cuencos tibetanos, y Dania D?Alfonso e Isabel Álvarez (Sueño de Calíope), que pusieron la parte musical de la velada. Allí estaba también el aglutinador de las Calíope, José Pérez, un tenor de Morgadáns reconvertido en sanador de gargantas dese que, bien a su pesar, tuvo que dejar los escenarios por culpa del corazón.

Entre su clientela, en la que priman los cantantes, hay también muchos políticos, sobre todo cuando tienen que enfrentarse a una campaña. Dice que solo con escucharles hablar un rato y observar el lenguaje no verbal con el que acompañan sus palabras, ya sabe si creen en lo que están defendiendo o se limitan a interpretar su papel. Claro, tuvo mucho cuidado en no dar ni un solo nombre.

Manuel González Vicente levantó acta gráfica de todo el sarao. Sus fotografías son la materia prima de uno de los principales elementos recaudatorios, el calendario anual de cuyo montaje se ocupa Leandro Olmedo. Entre el almanaque y las aportaciones de fiestas como la de este fin de semana, se consigue el más difícil todavía, abrir una escuela cada año, lo que implica recaudar unos 8.000 euros. Con la de este serán siete, lo que implica medio millar de niños escolarizados en Anantapur, la tierra que terminó haciendo suya Vicente Ferrer y en la que Dona tuvo oportunidad de verle trabajar en vivo y en directo. Un lujo.

Vuelve El Canario

2El restaurante que hace 52 años abrió Manuel Rodríguez en Chapela recupera ahora las esencias de la mano de sus hijos Carlos y Mariluz. Después de casi tres meses de obras y 80.000 euros de inversión han vuelto a transformar el local en el que en su día apostaron por los banquetes.

Las bodas han caído en picado, así es que han decidido volver a los orígenes: una carta con productos de la zona y recuperar el trato directo con el cliente. Han pensado en casi todo. Así, en uno de los reservados, con acceso independiente, se admitirá la entrada con perros. El nuevo-viejo Canario se presentará mañana en sociedad y el viernes abrirá sus puertas a todos los públicos.