A Illa se rinde a la bonhomía de Vázquez de la Cruz

VIGO

20 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

1Decir de un ingeniero agrónomo jubilado (solo sobre el papel) que la principal cosecha de la que puede presumir es de la de amigos, es mucho decir. Es el caso del tudense Manuel Vázquez de la Cruz. Una mínima parte de esa abultada cosecha de amigos, capitaneada por Petote (nadie sabe que el nombre que figura en su carné es José Cousido), le organizó una fiesta de cumpleaños que va a tardar en olvidar. La cita fue en A Illa de Arousa.

Nació en Tui hace 75 veranos, pero Manuel, por ese mapa de la amistad del que hablaba, tiene casa (ajena pero como si fuera propia) en media España y parte de Portugal. Precisamente del país vecino hubo también representación en A Illa, un lugar en el que se siente casi tan a gusto como tirando la caña en su querido Miño.

La idea de Petote fue reunir a tantas personas como años cumplía Manuel. El programa se inició a media mañana en el puerto de Xufre. El Cobecho III de Javier, el más moderno barco mejillonero de la zona, les esperaba a pie de muelle para recorrer parte de la ría, incluidos los Xidoiros (el arenoso y el pedregoso).

Chulas, marinero con muchos trienios, se había pasado la madrugada echando la red para garantizar la calidad de las xoubas que se servirían a la hora de la comida. Del aprovisionamiento de la tetilla se encargó otro amigo, el propietario de la quesería Bama. El albariño corrió con generosidad por cuenta de vinateros varios; la empanada... Fue después de dar cuenta de las viandas y de poner a prueba la voz entonando canciones mil, cuando se produjo el verdadero gurruño (en este caso de emoción) en las gargantas, sobre todo en la de Manuel. Como para no emocionarse si dicen de uno que es el mejor faro para guiarse y que Amaral escribió Sin ti no soy nada pensando en él y no en Rubalcaba y Rajoy.

Allí estaban asintiendo, entre otros, Xosé Ramón Pousa, Javier O Ferruxo, Ángel, Marita, Marisol, Benedicto, Laura... Por una vez Manuel, que tiene palabras por arrobas, se quedó sin ellas. Felicidades.

El Barroco redivivo

2Es una de las definiciones que hace el crítico Francisco Pablos de la obra de Usa. Los bodegones, paisajes y meninas de la pintora zamorana afincada en Vigo pueden contemplarse hasta fin de mes en la Capitanía de Baiona, donde el sábado se dieron cita numerosos fans.

Explica que lo de pintar fue una urgencia que sintió el primer día de 1976. Después de dos o tres copas de champán no era capaz de pegar ojo. Sin saber por qué tuvo la necesidad imperiosa de pintar. Carecía de material, así es que echó mano de las acuarelas de sus hijas. Descubrió que era lo suyo y ya nunca más dejó los pinceles. Se entregó con pasión al aprendizaje al lado de varios profesionales, entre ellos, Segura Torrella. Desde que empezó a volar sola ha realizado docenas de exposiciones. Lo mejor es que cuando las clausura de la práctica totalidad de los cuadros cuelga el cartel de «vendido». Un lujo en los tiempos que corren.