Dos años de prisión para cada traficante del narcosubmarino

C.S. VIGO / LA VOZ

MARÍN

El piloto del batiscafo lo abandonó en la ría por miedo a la travesía

15 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Un batiscafo de diez metros de eslora capaz de navegar bajo el agua repleto de droga. El plan parecía perfecto. El piloto del submarino monoplaza partió la noche del 12 de agosto del 2006 de Moaña. «Una vez iniciada la singladura, el piloto del sumergible, desconfiando de la seguridad, se negó a seguir el periplo», dice la sentencia condenatoria de la Audiencia Provincial. El diseñador del narcosubmarino, Manuel Clemente Groba, optó por abandonar la nave en medio de la ría de Vigo. Apareció cerca de la playa de Liméns, en Cangas, a pocas millas de su lugar de partida en Moaña.

La organización que fletó el narcosubmarino -cuya construcción artesanal en un astillero de Moaña costó 54.000 euros- pretendía traer la cocaína desde alta mar, cerca de Madeira y fue desarticulada en noviembre del 2006. Pero no todos fueron apresados. El presunto piloto del batiscafo, Juan Carlos Filloy, logró fugarse. También desapareció del mapa el representante de los proveedores de la droga, el venezolano Giovanni Córdoba. Esta persona era el supuesto enlace con los productores de la cocaína en Sudamérica. También ha desaparecido otro presunto intermediario, Ángel David Ríos.

El resto de los miembros de la banda han sido condenados a dos años de cárcel cada uno por la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra con sede en Vigo. Inicialmente el fiscal especial antidroga, Luis Uriarte, solicitaba para ellos un total de 80 años de cárcel. Luego en las conclusiones finales, rebajó la petición a 20 años en total. Al final, la sentencia ha disminuido el cómputo a 12 años en total.

Los magistrados solo aprecian la circunstancia agravante en uno de los supuestos cabecillas del clan, Tomás Bengoechea Armendáriz, no así en Francisco Omil, que cumplió una condena de 10 años en el marco de la Operación Nécora, ni en José Jesús Iglesias.

Velero de apoyo

Francisco Omil Nazara, nacido en Marín y con domicilio en Ponteareas, era el que contactaba con un grupo de narcotraficantes sudamericanos y Tomás Bengoechea y Juan Serrano, financiaban la operación. Bengoechea y Serrano residían respectivamente en Sevilla y Málaga. Luego estaban Manuel Clemente Groba, vecino de Gondomar y responsable de la construcción del submarino, José Jesús Iglesias, vecino de Vigo que se encargaba de las labores de contra vigilancia; y Juan Manuel González, residente en Gondomar a cuyo nombre estaba el velero Nadir III. El yate fue adquirido para apoyar al submarino en su travesía hasta la zona de Madeira donde se iba a transbordar la droga procedente de un buque que había zarpado en Sudamérica.