«Es el sexto año que acudo en autobús a la romería del Rocío»

xulio vázquez VIGO / LA VOZ

VIGO

11 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Decía Santa Teresa de Jesús que hay más lágrimas derramadas por las plegarias atendidas que por las no atendidas. En la romería andaluza del Rocío, aunque se mezcla lo religioso con lo folclórico, también se humedecen muchos ojos por la emoción y la alegría de contemplar a la Blanca Paloma. Lo sabe muy bien la viguesa Josefa Fernández Albor (49 años). Es la vicepresidenta de la Asociación Gallega Amigos del Rocío (Colombia, 17). Este fin de semana no faltará a la cita con los almonteños. Pero va acompañada de medio centenar de socios. Todos ellos partieron a última hora de ayer desde Vigo en un autobús.

-¿Cuándo se hizo socia?

-Fue en el año 2004. Al año siguiente, ya viajé al Rocío, porque había hecho una promesa por un problema familiar. Esta es la sexta vez que voy a la romería.

-¿Ya tiene alma rociera?

-Sí, de corazón.

-Una vez en Huelva, ¿con quienes hacen el camino?

-Vamos con la Hermandad Algaba de Sevilla.

-¿En qué consisten los actos?

-Este sábado, por la mañana, llegamos a Huelva y, por la tarde, acudimos al Rocío (a unos 80 kilómetros), donde nos unimos a la Hermandad Algaba. Realizamos la presentación, que consiste en acompañar al simpecado (estandarte) hacia la ermita para saludar a la Virgen.

-¿Cómo es el simpecado?

-Es un estandarte recubierto de plata y va en una carreta tirada por dos bueyes. Resulta muy curioso observar como los dos animales hincan las dos piernas delanteras en el suelo, como si se postrasen de rodillas ante la ermita. Están entrenados para ello. Además, se desplazan hacia atrás, cuando abandonan, en honor a la Blanca Paloma. El domingo de madrugada se reza el rosario entre las 107 hermandades. Luego, llega la matriz ante la ermita y los almonteños asaltan la verja, para sacar a la Virgen del Rocío. Se juntan un millón de personas.

-¿Qué siente en la romería?

-Una gran emoción. Llegas a llorar y no sabes muy bien por qué. Muchos le gritan «¡guapa!» a la Blanca Paloma y los jinetes se descubren ante los simpecados. Pero también hay fiestas en las casas y en toda la romería, Además, se cantan y bailan sevillanas.