El paso más difícil es el de llegar a la absoluta, donde muy pocos son los elegidos

La Voz

VIGO

05 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La presencia de jugadores celestes en las diferentes selecciones nacionales, aunque no tan masiva como ahora, ha sido siempre habitual. Varios ejemplos se pueden encontrar en el primer equipo a las órdenes de Herrera, como Roberto Lago, que había sido internacional sub-16, y Jonathan Vila, que jugó en el combinado nacional sub-17. Yoel acudió la pasada temporada a unos entrenamientos con la selección sub-21 tras llamar la atención de Luis Milla con su buena Copa del Rey. Hugo Mallo se proclamaba subcampeón de Europa con la sub-19 el pasado verano. Y sin duda la gran referencia es Borja Oubiña, que estaba entrando en los planes de la absoluta con Luis Aragonés cuando sufrió su grave lesión.

Precisamente ese paso que dio en su día Borja es el más complicado de dar. Muchos se quedan en el camino y solo llegan los elegidos. Un ex celeste que se proclamó campeón del mundo sub-20 en el año 1999 en Nigeria, el redondelano Pablo Couñago es el uno de los más claros ejemplos. Había sido Bota de Oro y Balón de Bronce en aquel campeonato en el que fue compañero de Xavi y Casillas entre otros, y nunca ha llegado a vestir la camiseta de la selección absoluta.

Dieciséis celestes en la Roja

El Celta ha tenido en su historia dieciséis internacionales absolutas con la selección española, incluyendo a Oubiña, que fue el última. Varios de ellos se habían formado en la base céltica. La nómica esta formada por: Polo, Vega, Gabriel Alonso, Pahíño, Miguel Muñoz, Sobrado, Rodilla, Costas, Cañizares, Jorge Otero, Losada, Míchel Salgado, Catanha, Velasco, Juanfran, Ángel López y Borja Oubiña.