Príncipe «se congela» bajo la lluvia

E.V.Pita VIGO/LA VOZ.

VIGO

Más de 350 participantes de un «flashmob» se quedaron petrificados durante tres minutos en la calle de la moda

10 ene 2011 . Actualizado a las 12:26 h.

Más de 350 peatones que transitaban por la calle del Príncipe quedaron congeladas en el tiempo durante tres minutos y bajo la amenaza de un fuerte aguacero. Un silbato pitó a las 17.57 horas y cientos de peatones se quedaron petrificados. «¿Qué está pasando aquí?», se preguntaba una señora que caminaba con su paraguas y las bolsas de las rebajas por una calle repleta de estatuas de piedra. Un viandante inmóvil señalaba hacia el museo Marco, una pareja quedó paralizada cuando se besaba y dos turistas congelados consultaban un mapa. No se trataba de ninguna paradoja espacio-temporal, sino de una perfomance o función callejera bautizada como Flashmob Vigo 2011.

Todo empezó hace unos meses en una reunión del grupo internacional Couchsurfing de Vigo en el bar Maispalá. Entre sus miembros figura Adrián Rodríguez Pérez y su mujer, la polaca Gosia Bendrat. Ambos han creado la web Molaviajar.com para contar sus aventuras y proyectaron la creación de un flashmob en Vigo. Su objetivo es organizar actividades sociales para captar patrocinadores que financien su vuelta al mundo en octubre. Inscribieron a través de Internet a 800 personas, aunque comparecieron 350 en el evento.

La organización concentró una hora antes a los participantes en la plaza da Estrela, donde está la estatua del Nadador. Desde allí subieron a la calle Príncipe en pequeños grupos para no llamar la atención.

Una vez en el vial comercial, se repartieron a lo largo de seis tramos. Las instrucciones era que caminasen como si nada aunque al viandante le sorprendía la alta concentración de menores de 25 años en las inmediaciones del museo Marco. Daba la impresión de que todas las pandillas de la ciudad se habían dado cita allí. Varios colaboradores pasaban para recordar a los participantes que no se quedasen parados. Algunos incluso ensayaban poses con patadas de kárate.

La señal convenida era un pitido. Centenares de peatones se quedaron petrificados. En algunos momentos, habían caminantes que parecían transitar por un bosque de estatuas como si se tratase de una escena de una película de Expediente X. Cuando dieron las 18.00 horas, sonó otro silbato, y los viandantes se dispersaron bajo la lluvia como si no hubiese pasado nada.