La crisis lleva a los toxicómanos en paro a ser camellos

E.V.P. VIGO/LA VOZ.

VIGO

21 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Varios juicios celebrados en Vigo desde el 2009 tuvieron como protagonistas a trabajadores que se quedaron en el paro y que, ante la merma de ingresos, tuvieron que recurrir al robo o el tráfico de drogas para financiarse su adición.

En el primer caso, un empleado de molinos, que ganaba una importante cantidad de dinero y quedó desempleado, fue juzgado por supuestos robos a su madre. Los enseres los revendía para comprar más droga.

Otro desempleado cobraba un subsidio y vivía en casa del padre. Fue capturado cuando pasaba papelinas. Nunca confesó.

En otro caso, un desempleado de Baiona se metió a camello. Él mismo confesó a la Guardia Civil su sistema de ventas. Este compraba 10 gramos de cocaína a la semana por 410 euros y los vendía a precios de 20 a 30 euros el medio gramo y de 50 a 60 el gramo. En tres meses, suministró 120 gramos, por lo que invirtió 4.920 euros y recaudó entre 6.000 y 7.200 euros. El beneficio se situó entre los 1.000 y 2.200 euros, pero no le valió de nada porque la Audiencia le condenó a pagar una multa de 3.000 euros, además de imponerle dos años de cárcel.

La presidenta de Fundación Érguete, Carmen Avendaño, observa con preocupación que a lo largo de este año llegan cada vez más jóvenes a pedir ayuda a su local para desintoxicarse. Otros han sido detenidos por primera vez. «Son arrestados chicos de 18 a 20 años. Esto es un síntoma de que ya son consumidores y se ven obligados a hacer tonterías para pagarse la droga», indica.

La misma fuente añade que el impacto de la crisis se ha cebado en los toxicómanos. «La situación económica de sus familias no da para alegrías, se restringe el presupuesto para todo», explica Avendaño.

A esto se añade, en su opinión, otro factor: la escasez de droga lleva a encarecer el precio de la cocaína, de la que hay escasez en el mercado. «Ya no llegan las mismas cantidades a Galicia que antes y eso limita el mercado y lo encarece», argumenta. La conclusión es lógica: la droga es más cara y los toxicómanos con pocos recursos tienen que esforzarse más para conseguir comprar una papelina.

Avendaño constata que por su servicio social pasan cada vez más jóvenes que se tienen que «buscar la vida». Aclara que con esta expresión se refiere a perpetrar delitos menores para financiarse su consumo. «Es algo que vemos en el último año», dice.

Las observaciones de Avendaño tendrían una consecuencia lógica: el aumento de delitos relacionados con las drogas y el consiguiente aumento de detenciones. La forma de comprobarlo será a través de las cifras oficiales que la Subdelegación del Gobierno comunica, anualmente, al público.